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En uno de mis habituales paseos por el puerto de Mahón, un conocido me paró, hablamos y me dijo que su hermana le había comentado: "si veus a es mochilero, li comentas que en es mirador des Passeig Marítim, cuan estás assegut en es banc, no pots veure sa panoràmica des port, ja que els arbres tapen per complert sa preciosa vista". Me comprometí que iría a comprobar in situ de lo que se quejaba su hermana.

Este paseo con vistas al puerto mahonés está en la parte superior de sa Costa d´en Reynés y por la parte trasera, el viejo y abandonado edificio del antiguo hospital Verge del Toro, que vuelve a estar en boca de la clase política actual, para ver que puñetas hacen de una vez por todas, si sociosanitario, si demolerlo, etcétera. Lo que no debemos hacer es dejarlo como edificio fantasmal.

Mochila, cámara fotográfica, motorino y rumbo al Passeis Marítim. Al cabo de un rato de pasearme, alguien me dijo: "joder tío, otra vez por aquí, supongo que no volverás a dar la tabarra en «Es Diari» con la historia de mi morada"; vatuadell cent llamps, se trataba de mi amigo el fantasma.

Le comenté el motivo de mi visita, a lo que respondió: "tendrás material suficiente para un buen artículo mochilero".

En este paseo peatonal, por cierto muy transitado, una primera imagen fue ver como estaban instalados los dos bancos de la zona, uno en frente del otro, supongo para poder jugar a truc o al dominó; me senté de cara a puerto y efectivamente, la vista panorámica brillaba por su ausencia, a consecuencia de unos árboles del carajo. La ubicación del banco, pegado a una palmera que se encargaba de bombardearme con sus, toca pelotas, dátiles. Lo que no podía faltar, como en cualquier vía poco vigilada, los regalitos de los perros, o sea, las pertinentes cagaradas de cans…mucho letrerito pegado a la pared, avisando de multar al dueño – principal culpable – que no recoja los excrementos perrunos, de hasta 300 euros. Para rematar la jugada, la barandilla metálica del único mirador existente, totalmente oxidada, por falta de mantenimiento desde hace años.

Recomiendo a los de Dalt la Sala reubicar los bancos - no sin antes dar una buena mano de pintura - para poder ver el puerto y evitar los jodidos dátiles; limpieza diaria del paseo; sustituir los hierros oxidados para evitar alguna desgracia personal; que el saig de la barriada actúe con contundencia con los dueños de los perros, que no recogen las defecaciones perrunas.

Para finalizar, no me he atrevido a recomendar una poda exhaustiva de los árboles, para que no digan que soy poco ecologista, pero tal vez sería una buena solución, o sea, dejarlos bien peladitos.