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Nosotros tampoco cobramos del SOIB

Somos un grupo de 20 alumnos que está cursando una acción formativa asociada a la medida extraordinaria "Beca para la Ocupación", incluida en los Programas Específicos de Formación Profesional para personas con necesidades formativas especiales o con dificultades de inserción o recalificación profesional ofertados por el SOIB (Servei d'Orientació). Concretamente se trata de la acción formativa "Podador, restaurador arbori" que se imparte en el IES Pasqual Calbó de Maó desde el 11 de abril hasta el 30 de junio del presente año. El pasado 7 de mayo hemos leído en la prensa local que 23 alumnos de un curso del SOIB han denunciado que no cobran y ello nos ha originado una mayor inquietud de la que ya teníamos, si cabe, sobre la percepción de nuestra remuneración por asistencia a este curso. Nosotros empezamos este curso el pasado 31 de marzo y desde el SOIB se nos aseguró que cobraríamos mensualmente. Después de dos semanas de asistir a clase regularmente cada día de 15.00h. a 21.00h. nos anunciaron que a finales de ese mes no íbamos a cobrar. Se presentó en el centro un representante del SOIB para notificarlo y ante nuestras preguntas de cuándo cobraríamos no supo darnos respuesta. Nos encontramos ahora que no somos el único colectivo dependiente económicamente del SOIB en esta situación. Todos nosotros pensábamos, por la información que habíamos recibido, que la beca se nos abonaría mensualmente, más que nada porque los que asistimos a estas clases tenemos que comer diariamente, pagamos luz, agua, alquiler … Nuestro panorama, en plena campaña electoral, es desesperante. Ahora que es el momento de prometer parece ser que no queda tiempo para preocuparse de cumplir lo prometido. Para poder acceder a este curso y a la beca que el mismo conlleva hemos tenido que cumplir una serie de requisitos y ahora tenemos que cumplir con nuestra obligación de asistir diariamente a clase y así lo hacemos. Lo único que pedimos es que el SOIB cumpla también sus compromisos adquiridos y nos asegure el pago del importe de la beca en los plazos acordados, es decir mensualmente.

Nos encontramos en una situación límite idéntica a la de nuestros colegas del Centro de la Mar y también podríamos relatar casos extremos. Al igual que ellos pedimos a los políticos que tomen conciencia de las situaciones de angustia que están creando entre algunos de nosotros y que solventen lo antes posible esta situación.

Somos desempleados recibiendo una formación específica pero en ningún caso somos ignorantes y nos enteramos de lo que ocurre. Quizás deberían de ir unos cuantos políticos a hacer un curso para que aprendiesen a dirigir el cargo que ostentan, porque dada la forma con la que actúan dudamos mucho que sepan lo que llevan entre manos.

José Manuel Marínez Rubia
Rafael Meliá López
David Villa Amarilla
Ramón Rodríguez de Prado
Said Ayyad El Madani
Pablo Martín Vicente
Juan Antonio Alorda Bonet
Oscar Simonet Tur
Deisy Vazquez Erazo
Marcos San Martín de Francisco
M º del Rocio Carvajal de la Cruz
Manuel Contreras Heredia
Francisco Enrich Morlá
Hanna Vyrstyuk
Ayman Maimouni
David Buils Pons
Mª Dolores Llorente Siendones
Aleix Pons López
MªCarmen Saavedra Villalonga y Mamadou Lamine Niang
Maó

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He viajado

He viajado: He ido a la casa de mi madre que es mi casa. Mi madre tiene ochenta y siete años y está fresca como una rosa. He querido verla, estar con ella, recordarle tiempos ya vividos y otros por vivir, ser una ave de paso que se alegra de estar junto a ella, aunque siempre demasiado poco tiempo. Siempre nos acordamos, después, de los ratos que no pasamos juntos, de las palabras que no dijimos, pero que ahora tampoco decimos.

¿Ganamos tiempo perdiéndolo? Nunca ganaré tiempo suficiente para estar con mi madre. Mi madre ha sido, es y será siempre, hasta el fin de los tiempos, la única persona, junto con mi padre, que me perdonará, sin pedir explicaciones, todo lo que haga, la que nunca me hará un reproche en público y en privado me dirá lo que me merezco, lo que me he ganado con mi actitud, tanto si es bueno como si es muy malo, pero en público siempre será razonablemente bueno; ni siquiera mis hijos podrán llegar nunca a perdonarme tanto como mi madre, junto con mi padre. He ido también a la Semana Santa. En mi familia, en mi casa, en mi pueblo, es, sin ninguna duda, la fecha más importante del año: Dios se hace hombre, vive entre nosotros, ríe, sufre, padece y muere y después, con toda su gloria, magnificencia y poder, resucita. Durante su vida nos da la más serena de las lecciones de la historia de la humanidad: Nos enseña a ser humanos, a amarnos los unos a los otros sin pedir nada a cambio. Con su muerte nos da la más humilde de las lecciones, Dios hecho hombre muere por nosotros. Con su resurrección nos da la más grande de las lecciones, todo su poder, toda su grandeza queda demostrada y nos enseña cuál es el camino y dónde está nuestra esperanza, nuestra fe. Así, como el que no quiere la cosa, el penitente hace su estación de penitencia en las procesiones de Semana Santa. Estos pensamientos suelen tenerse durante el recorrido: es tan complicado explicar qué es una procesión... más que nada por los tópicos que la rodean, que nunca llegan a ser típicos, es cierto que hay mucho de espectáculo, de folklore, de tradición sin la debida mínima fe, pero raro es el penitente, que estando en el templo a la espera de que comience la procesión, no reza, al menos un Padre nuestro y un Ave María, y, a lo mejor, es el único día del año que entra en la iglesia y que reza: pero ha entrado y ha rezado, tal vez dentro de un día o dos recuerde lo bien que le sentó ese ratito de oración y lo vuelva a repetir, tal vez durante ese recorrido silente por las calles acompañando a Jesús y a María en sus dolores, se reencuentre con su fe y le reconforte aunque sea mínimamente y durante poco tiempo, pero será una sensación placentera y reconfortante que le hará volver el año próximo para hacer, otra vez, la estación de penitencia.
Si todo esto sirve para que alguien sonría aunque sea mínimamente, o tenga un rayito de esperanza en su pena, o comprenda que no está solo que somos muchos y que cuantos más seamos más reiremos: ha valido la pena... o la alegría.
¡Sed felices siempre!

Rafael Sánchez Delgado

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Los renglones torcidos de Dios
Al nacer el camino es fácil, todo se nos da hecho, en la pubertad no encontramos tiempo para ser adultos, y es en este momento en que se empiezan a torcer las cosas, el camino se hace abrupto ,empiezan los obstáculos y empezamos nuestro camino al final, que por cierto no es fácil, ni mucho menos. Hay que luchar para sobrevivir y si te cansas te quedas atrás y es más difícil encontrar la meta. A mis 21 años tuve mi primer hijo, acompañado de otros dos, a los 45, fui abuela, ahora tengo cinco nietos y estoy orgullosísima de ellos. A los 27 me saqué el carné de conducir y a los 40, empecé a estudiar inglés, cosa que intento hasta la fecha. Ahora a mis 68 años, me entró la vena de aprender a navegar por internet, cosa fácil para los jóvenes, pero no tanto para mí, ya que más de una vez arrinconé al dichoso aparato dándome por vencida, y han sido ellos mis hijos y mis nietos los que me han enseñado y con qué paciencia, los pobres. Que por "capsotu", yo, que la edad no perdona, pero el esfuerzo y la constancia tienen su premio. Ya no temo el día de mañana quedar recluida en casa, que con mi ordenador tengo el mundo en mis manos, puedo viajar, conocer, preguntar, nada se me resiste, y hasta hacer nuevos amigos, tener lo que nunca de joven conseguí, pero todo gracias al esfuerzo y la perseverancia, porque las cosas buenas han de buscarse y con esfuerzo llegar a la meta.

Que todos llegaremos a la meta final es seguro desde que nacemos, que nada material podremos llevarnos, pero qué bonito haber acumulado un montón de experiencia.
Creo que lo que allí nos espera no es una recompensa por haber sido buenos, ya que serlo demasiado puede perjudicarnos a nosotros y a nuestros allegados, creo que Dios abrirá sus brazos y poniendo en cada mano, lo bueno y lo malo, el que más amará, será aquel que haya conseguido el equilibrio. Cosa nada fácil, por cierto.

Ana María Alsina Pons

Punta Prima/Sant Lluís