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El Día de la Constitución se celebró ayer entre incertidumbres y la controversia que suscita la reforma de la carta aprobada en 1978, que significó la reconciliación y la reconquista de la democracia en España. Atrás quedaban los años del franquismo y la Guerra Civil. Gracias al pacto de la Transición se logró la recuperación de la convivencia, los derechos y las libertades.

39 años después se plantea la reforma de la Constitución, que se centra en el título octavo, que regula el Estado de las Autonomías. La cuestión de fondo consiste en garantizar una financiación justa para cada territorio lo que implica combinar la solidaridad con una distribución lo más equilibrada posible de los recursos. En este contexto también se plantea que las autonomías incrementen su capacidad de recaudación, pero los expertos ya han advertido de la enorme dificultad del acuerdo porque las reclamaciones individuales de cada región entran en contradicción.

Debería abordarse la reforma de la Ley Electoral, con hechos tan elocuentes como que Catalunya carece aún de normativa electoral propia, al no haberse puesto de acuerdo los partidos catalanes. En definitiva, grandes pactos y grandes renuncias.