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El decreto aprobado por el Govern que establece la prohibición del fondeo sobre las praderas de posidonia constituye una medida pionera en Europa. Esta planta garantiza la diversidad y riqueza de nuestra fauna marina, la limpieza de las aguas y la preservación de las playas del litoral balear. Su conservación es una tarea prioritaria. Frente a las agresiones que suponen los fondeos indiscriminados, la recuperación de la posidonia es lentísima.

Las imágenes de yates de gran eslora arrancando la planta en aguas de nuestro archipiélago han disparado las alarmas. Es preciso poner fin a esta situación, propiciada en parte por la impunidad derivada de la falta de medios de control.

Salvar la posidonia requiere acciones contundentes, sanciones ejemplares y un esfuerzo didáctico para vencer las reticencias que generan las medidas proteccionistas. En este caso el Govern del Pacte debe corregir la improvisación que supone la aprobación de un decreto sin la preceptiva cartografía de delimitación de las praderas. Al mismo tiempo el Govern también debe actuar contra los vertidos incontrolados de aguas residuales que dañan la posidonia en Balears