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Siete de cada diez nuevos residentes en Menorca son de origen extranjero, según los últimos datos del padrón de habitantes redactado por el Instituto Nacional de Estadística. En conjunto, la Isla registra un nuevo récord de población por la llegada de personas de otros países. Menorca no es ajena a la nueva estructura demográfica de Balears.

El peso de la inmigración extranjera en el archipiélago, que se ha duplicado en los últimos quince años, no deja de crecer tras una recesión momentánea atribuible a la crisis económica. Este nuevo escenario plantea cambios y exigencias porque la llegada de tantos inmigrantes impacta en la planificación de servicios esenciales como la sanidad y la educación con una gestión no exenta de dificultades que se supera gracias a los profesionales implicados.

Hay que afrontar los problemas y también valorar la contribución de los inmigrantes al desarrollo económico y social de las Islas. Balears, que fue cuna de inmigrantes, no sería lo que es hoy sin la aportación de todos sus habitantes, sin excepciones. Es preciso erradicar los populismos inspirados en la xenofobia, fruto del desconocimiento o de prejuicios infundados. Somos tierra de acogida e integración.