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Advierte Climent Olives, vicepresidente de la Asociación de Constructores de Balears en representación de Menorca, «ya veremos qué ocurre» en referencia a la adjudicación de las obras de reforma de la Sala Augusta de Maó para albergar la futura sede del Consevatorio Profesional de Música. Olives afirma que el resultado de este concurso, al que no ha optado ninguna constructora de Menorca, constata que «las empresas de fuera ni conocen la Isla ni tampoco el edificio».

A las declaraciones de Olives debemos añadir que, según la Asociación de Constructores y Promotores de Menorca, que forma parte de la Federació de PIME-Menorca, el presupuesto de licitación ha motivado el desinterés de las empresas menorquinas. La conclusión consiste en que el importe fijado por la Conselleria de Educación del Ejecutivo autonómico, 6,5 millones de euros, no cubre el coste real de las obras. Así, sólo una constructora de Lloseta (Mallorca) y una unión temporal formada por dos empresas de Granollers opta a la adjudicación. Lo ocurrido debe motivar la reflexión del Govern para evitar retrasos y sobrecostes en una obra pública que debería estar ejecutada en plazo.