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La contaminación registrada en Cala Blanca, cuyo origen aún no ha sido localizado ni determinado, ha puesto sobre la mesa otra cuestión que afecta a esta concurrida playa de Ciutadella: la proliferación de masas de fitoplancton que, cada verano, colorean sus aguas de color verde, lo que provoca alarma y quejas. Es un fenómeno que se viene repitiendo todos los años.

El Ayuntamiento de Ciutadella decidió el año pasado instalar una bomba para impulsar la recirculación del agua en Cala Blanca. Una actuación que tenía que haber sido ejecutada y entrar en funcionamiento este verano, pero a principios de año se redactó el proyecto. Y ahora, a solo dos días de agosto, aún se espera la autorización de Costas. Esta mejora deberá esperar al próximo verano, como mínimo porque la administración municipal tampoco cuenta con la aportación de recursos, anunciada por el Consell, a cargo de la regulación de las plazas hoteleras en la Isla.

Los menorquines no comprenden cómo se producen estos reiterados retrasos e incumplimientos, como ocurrió en la depuradora de Addaia, donde no se había previsto la conexión eléctrica; o la canalización del agua depurada en Ciutadella.