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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, recrudece amenazas contra Ucrania y a los países occidentales que le prestan ayuda. La pérdida de posiciones lleva al dirigente ruso a incrementar las tropas que serán llamadas a filas -300.000 reservistas- y anunciar el uso de «todos los medios necesarios», amagando con una respuesta nuclear. Con esta reacción, no quiere admitir su fracaso militar y político en Ucrania; aunque ello implica el riesgo de extensión del conflicto y el uso de armas nucleares.

La invasión de Ucrania se ha convertido en una pesadilla para Vladimir Putin, que busca pretextos para aumentar la escalada de los ataques y la convocatoria de referéndums de anexión de la franja rusófona de Ucrania, sin ningún tipo de validación internacional. Una huida hacia adelante. La incógnita estriba en determinar hasta dónde es capaz de llegar Putin y cuál es la respuesta interna a esta deriva militarista tras el incremento de la represión de las protestas y los opositores.

Los países occidentales, y en especial la Unión Europea, deben buscar otras fórmulas para debilitar el régimen de Putin. El aislamiento económico no ha logrado recapacitar a Rusia, mientras que la internacionalización de este conflicto, con la participación directa de la OTAN, abre un grave escenario de guerra mundial indeseable desde cualquier punto de vista.