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Ni congreso les ha hecho falta. Unió Mallorquina vuelve a ser el comodín más deseado y, con poco disimulo, el PSIB, uno de los principales jugadores de la política balear, se hizo ayer con él en el primero de los torneos de peso que se juega después de que Antich rompiera la baraja y expulsara a los 'uemitas' del Pacto. El premio, el control de la Mesa del Parlament. UM se apresuró a matizar que su apoyo a la socialista Aina Rado responde a su voluntad de "garantizar la estabilidad parlamentaria", pero, "ja que hi som", se ha hecho con la vicepresidencia del Parlament. Quizás, como dicen los defensores de la partida, se garantiza la pluralidad en la Mesa, reflejo de la que luce la Cámara autonómica, pero a estas alturas una no acaba de saber si esto es bueno o malo. Supongo que es lo que tiene estar en manos de estos ludópatas de la cosa pública. Todo vale. Se establecen y se rompen pactos a conveniencia sin que las explicaciones que se ofrecen a posteriori disipen las dudas sobre si es el interés general o, por el contrario, el apego exagerado a la poltrona, lo que avala estas decisiones.