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El Gobierno tiene previsto subir el IVA en dos puntos el mes de julio. Así cumplirá la Ley de Presupuestos del Estado aprobada en diciembre. Sin embargo, la subida es inoportuna porque tendrá efectos negativos para las empresas, en su intento por salir de la crisis, especialmente en el sector turístico. Es cierto que la política económica general necesita subir el impuesto, para recuperar las vacías arcas del Estado, reduciendo el déficit público, y conseguir una imagen de credibilidad en el exterior.

Pero también es verdad que cuando se aprobaron los presupuestos generales el Gobierno vaticinaba que en el momento de aplicar el nuevo IVA ya se avanzaría por la senda de la recuperación económica, lo que todavía no ha pasado ni es previsible a corto plazo. Sería prudente, por tanto, no gravar la actividad empresarial con este incremento impositivo y esperar algunos meses para hacerlo. Es lamentable que la subida del IVA se haya convertido en el tema central del debate económico entre los partidos políticos y que sea la piedra para impedir un pacto de Estado. El PP no debe utilizarlo con intención electoralista y el PSOE ha de ser flexible y pensar en los ciudadanos y en su economía familiar.