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Cuesta entender como algunos políticos son tan inconformistas, económicamente hablando, estando en la cumbre de su potencial como servidores públicos, bien considerados, con un trabajo que han elegido y cobrando (no digo ganando) un salario millonario, como para vivir holgadamente, que van y caen tan agavillados en los más miserables delitos que un político pueda cometer.

En el caso de Jaume Matas, con toda una colección de presuntos delitos, prácticamente los peores que se puedan cometer en el transcurso de ocupar tan altos cargos emanados de las urnas. En el caso del señor Matas tenemos que seguir hablando de presuntos delitos. Una vez que se le haya juzgado, si es hallado culpable podremos decir que este excelentísimo señor habría cometido todo un corolario de delitos, pero mientras tanto, habrá que seguir nombrándole como presunto infractor, según el señor juez, de doce delitos, entre los que habría que destacar: "falsedad documental, prevaricación, fraude a la Administración, malversación de caudales públicos, blanqueo de dinero y algo muy grave en un dirigente político, nada más y nada menos que delito electoral".

Por la gravedad de sus presuntas fechorías al margen de la ley, el señor juez le ha impuesto una fianza de tres millones de euros, que el señor Matas haría bien en no poder reunir, porque juntar tres millones de euros para pagarse una fianza que le permita no ir de momento a la cárcel, no son precisamente "pelos de cochino". Tres millones de euros vienen siendo una cosa que roza los 500 millones de pesetas de aquellas con las que el señor Matas empezó a lucrar, presuntamente, su millonario paso por la política. Juntar ahora esa millonaria fianza es, a todas luces, corroborar la sospecha de su ilícito enriquecimiento.

Siempre me costó entender como a los grandes caraduras, a los chorizos al por mayor, algunos han sido excelentísimos señores, se les ponen fianzas millonarias que la mayoría de ellos pagan para no ir a la cárcel. Mientras que al raterillo, al ladronzuelo de tres al cuarto, las más de las veces personajes menesterosos, por un robo de "chicha y nabo" van directos a la mazmorra. Como aquel que el año pasado se pasó las navidades entre rejas porque en mala hora le dio por robar una pizza. O aquel otro que robó cuatro perdices y le salieron cuatro años de cárcel. O aquel que robó un canario hace unos días. Luego además, y eso es aún más difícil de entender, algunos que finalmente, después de no conformarse con robar unos milloncejos, acaban robando una carretada de millones, si acaban entre rejas, caso de un tal Roldán, resulta que teniendo sobre sus espaldas 31 años de cárcel, salen libres cuando apenas han estado enchironados la mitad de su condena.

Lo incomprensible no es sólo eso, que también, lo incomprensible realmente es que salen sin devolver ni un céntimo del inmenso botín robado. Y por si todo no fuera ya suficiente, aterrizan sin pudor en las tertulias de radios y televisiones, sin ningún empacho por parte de quienes dirigen estos medios de difusión para intentar subir sus cuotas de audiencia. Les da exactamente igual utilizar a Juan que a don Juan, cuanto mayor sea el chorizo y más fechorías haya hecho, mucho mejor.

Y así utilizan sin que se les caiga la cara de vergüenza a estos ilícitos millonarios de la trena, para que cuenten a una audiencia ávida de morbosidad, sus trolas y sus trapicheos. Y estos ya van avisados para dosificarse, de tal suerte que sigan teniendo en el bagaje de sus miserias más chanchullos que contar para propiciar nuevas invitaciones y así seguir haciendo caja a costa de sus fechorías, bien entrenados para ordeñar la teta que da millones por su mal ejemplo.

Y como en su afán no tienen ni tono ni medida, también les da tiempo para escribir un libro donde "lo cuentan todo" y la gente se lo cree y compra el libro y luego resulta que el aprovechado, el caradura, cuenta lo que le da la gana y a vivir que son dos días, sin que nadie tenga en cuenta que no hay burla mayor para el honrado ciudadano que tener que ver como estos modernos bandoleros, que han emigrado de Sierra Morena donde antaño estuvieron estabulados, invaden el país sentados en la poltrona de los despachos y de los altos cargos públicos para enriquecerse. Mientras, a otros, por un involuntario y mínimo fallo en la declaración de hacienda, les pueden acosar hasta dejarles una pobre cuenta bancaria retenida.

Tengo curiosidad por ver como acaba lo del señor Matas, lo del señor Camps, don Francisco, y lo de toda la camarilla de conmilitones de la trama corrupta del asunto Gürtel que han dañado, no sé hasta donde, la imagen de un partido democrático y honrado como el PP. Fíjense que ya se habían hecho públicos 17.000 folios sobre este asunto, que unidos a los 50.000 restantes, resulta un sumario de 67.000 folios, algo francamente asombroso. Y a propósito de asombro, qué poco me gusta que algunos políticos tengan miedo de que en esos 50.000 folios, alguno pueda indicar una financiación del partido a nivel local o nacional ilícita, siendo lo cierto que si las cosas se han hecho bien, no habría porque tener esos temores. Tenerlos indica una actitud que hace pensar en que algo se ha hecho mal. Eso debe ser, o no tener la confianza en la justicia que algunos dicen tener.