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El presidente del Govern ha anunciado la supresión de dos consellerias, las de Agricultura y Trabajo, que se unificarán con las de Presidencia y Turismo, respectivamente, las dos áreas que gestionan los consellers menorquines Albert Moragues y Joana Barceló. Ambos cobran un mayor peso político en una administración autonómica más austera. Barceló ya interpretaba hace dos días que la crisis ofrece a las instituciones públicas la oportunidad de reducir su estructura política, con la intención de aplicar un criterio de ahorro que no debería corresponder solamente a los tiempos de recesión. La austeridad pública habría sido preventiva de aplicarse como un objetivo permanente. La intención de ceder Agricultura a los consells es positiva, siempre que se cumpla la condición de no incrementar el coste del servicio.

El Consell también aprobó ayer una reducción de costes, con la supresión de una conselleria y seis direcciones insulares. El ahorro es insuficiente, aunque es positivo que los responsables políticos no demoren la aplicación de las medidas de austeridad. Esta política de reducción del déficit público debe afectar lo menos posible a servicios sociales, sanidad, educación y cultura.