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El Consell ha encargado la redacción del Plan Insular de la Costa (PIC), una herramienta de planificación novedosa, pionera en el ámbito nacional. Pretende ordenar la actividad de fondeos, principalmente, pero muchos colectivos esperan resultados distintos, más ambiciosos y que no siempre serán compartidos. Por este motivo, el trabajo de ponerse de acuerdo, primero en los criterios y después en su aplicación, será fundamental. El GOB espera que se ponga freno a la privatización del litoral y que se defina la carga náutica que soporta la Isla. Los empresarios náuticos no se oponen a la planificación, pero quieren que no les afecte negativamente en su actividad económica. Todos esperan que la ordenación permita reducir el coste de los amarres. La implicación de las asociaciones de vecinos o colectivos de amarristas es positiva, sobre todo porque después deben velar por el cumplimiento de los planes de ordenación, con la ventaja de que conocen el terreno y a las personas. En este aspecto, se deberá ser escrupuloso en el respeto a los derechos de los propietarios de las embarcaciones. El Consell ha decidido asumir un reto difícil, cuya superación requerirá un gran esfuerzo. El equilibrio está en que el orden no sólo mejore el paisaje sino la actividad económica y social.