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La historia del deporte rey nos esconde todo aquello que iba a suceder pero jamás ocurrió. Los entrenadores preparan miles de jugadas de estrategia que no salen como estaban planeadas o efectúan cambios que no resultan como esperaban. Los jugadores, por su parte, se rompen la cabeza antes de los partidos para buscar nuevas celebraciones de goles que jamás llegan a marcar.

Dentro de este universo virtual de lo que no sale como debiera, figuran las camisetas con dedicatorias que los futbolistas llevan bajo la zamarra oficial por si acaso marcan algún gol.

No se nos olvidará jamás que Iniesta llevaba una dedicatoria a Dani Jarque que pudo mostrar tras dar la victoria a España en su primer Mundial. Pero, Villa, Torres, Alonso y compañía, ¿no llevaban también algún mensaje escondido que quedó perdido para siempre? ¿Quiénes y cuántos se quedaron sin un recuerdo intercontinental por falta de puntería de sus garantes?

Más que los malos arbitrajes, las patadas, los sobornos o las primas ilegales; ésa es la cara oculta del fútbol.