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He asistido al primer y segundo Foro sobre Menorca que se han celebrado "aislados" en la Illa del Rei, en ese entorno maravilloso que es el puerto de Mahón. Creo que los debates que se han suscitado en ambos encuentros son del todo aleccionadores, pues se han puesto sobre la mesa diversidad de temas. Este año ejercí de oyente, no participé en el turno de palabras abiertas que se dio al final del mismo, pero una vez pasados unos días, sí que lo escuchado ahí me ha llevado a plantear una serie de reflexiones que quiero aquí plasmar. Más concretamente, me voy a centrar en un tema que se destacó este pasado 12 de agosto: la búsqueda de la Singularidad. Contextualicemos, ese adjetivo venía enmarcado dentro de lo que significa para el futuro de Menorca el turismo, uno de los grandes motores actuales de nuestra economía. Espero que esa "singularidad" no quede en las trabas administrativas que se puedan tener en la Isla, ni en la problemática de las conexiones a Internet, o en los precios carísimos de los billetes de avión, etc., puntos que se reiteraron por diversos ponentes. Todos esos son problemas reales, pero desgraciadamente también existen en otros lugares.

Esa idea, la de la singularidad, creo que está en el ánimo de muchos menorquines, tanto a nivel de sociedad civil, como a nivel, quiero pensar, de nuestros políticos. Pero me sorprendió un poco que no se indicaran ahí diversidad de cuestiones que creo sí deben señalarse y que sí hacen a Menorca realmente especial. Un tópico son las aguas cristalinas que nos envuelven, una parte del Mediterráneo al cual, según me han contado, no llegan aportes de ríos, lo que hace que esté, si no tiramos basuras en él, más transparente que en otros lugares. Al estar algo apartados de los continentes, su temperatura tiene ese punto no tan cálido que es de agradecer en verano. Pasear en barca y contemplar sus acantilados es, desde luego, singular. Su paisaje, otro tópico, totalmente antropizado, hoy enmarañado por los acebuches y lentiscos desde que se ha ido abandonando la explotación del campo, de ahí que ahora sea algo más salvaje y más verde, y sí, con más peligro de incendios dado que en una gran parte de Menorca no se lleva a cabo una limpieza de matorrales, ¡es carísima esa tarea! El Observatori Socioambiental de Menorca, un proyecto del Institut Menorquí d' Estudis (IME) al servicio de la Reserva de Biosfera de Menorca está, sobre unos estudios empíricos, cuantificando y calibrando el grado de afección que se produce sobre el campo menorquín, y al mismo tiempo cautelando la conservación de su paisaje, y intentando que no se continúe con ese proceso de abandono.

Su propia situación geográfica hace que se llegue a ella desde Barcelona en 30 minutos o desde Madrid en una hora, y sin conducir si las compañías aéreas nos lo permiten. Pero hasta antes de que la aviación fuese el medio de transporte que utiliza la mayoría de las gentes, era el mar la autopista, o las vías del tren, en cuanto a medio de transporte prioritario. Ello generó que Menorca tuviese durante siglos, por no decir un par de milenios, una situación privilegiada en lo referente a las rutas marítimas que pasan por el Mediterráneo Occidental. Había que recalar en ella en más de una ocasión, y sus puertos recibían a gentes de diversos orígenes. Y eso en parte ha sido lo que ha generado otra de las singularidades de esta nuestra isla: un Patrimonio Histórico excepcional. Un patrimonio que debe tenerse muy presente de cara a la promoción de la Isla, y que curiosamente estuvo totalmente ausente dentro del debate generado en este último Foro. Destaquemos esa riqueza y singularidad:

¿Qué decir de donde estábamos? El Hospital Militar generado en el siglo XVIII, y junto a una basílica paleocristiana. Pero nada más girar teníamos a tiro de piedra La Mola, Sant Felipe, Lazareto, la Base Naval, Maó con sus acantilados y su peculiar silueta y toda su estructura urbanística. El propio puerto en sí. Y eso en un entorno de muy pocos kilómetros cuadrados. ¿Qué decir de Ciutadella, o de las torres de vigía en todo el perímetros costero?. ¿Y todas esas casas de campo? Los recorridos por los tramos transitables del Camí de Cavalls es una maravilla de singularidad, conjuntando mar con campo. Se están haciendo esfuerzos desde al administración, pero sí es una realidad que desde una historiadora como soy yo, siempre parece que aún se podrían hacer más. Y más con la peculiaridad de que yo trabajo en el pasado a través de unos magníficos archivos históricos como son los yacimientos arqueológicos, desde esa Historia que se puede ver, como señaló ha ya hace más de cinco décadas don Juan Hernández Mora.

Y llego a donde quería llegar, a ese tópico real de que Menorca es un Museo al Aire Libre, y no siempre recordado, como, repito, no se recordó en ese segundo Foro Menorca Illa del Rei. Los cientos de estructuras de la cultura pre-romana menorquina, la Cultura Talayótica, que están en pie aún hoy en día, enteros, entendibles para cualquier visitante, es una riqueza de una SINGULARIDAD que no se tiene en muchos otros lugares. Creo que la iniciativa que iniciamos desde la Secció de Història i Arqueologia de l'Institut Menorquí d'Estudis, el proponer que se iniciara un proceso para intentar declarar Patrimonio de la Humanidad a esa Cultura Talayótica Menorquina, ha de ser parte de ese incentivo que necesita la Isla de cara a la promoción de un turismo cultural. Los indicativos dicen que cuando una ciudad, monumento, etc., la UNESCO lo incluye en esa lista, ese turismo cultural puede llegar a aumentar en ese lugar hasta un 50% ¡Y no es temporal!, puede ser, tal como indicó en su intervención Joana Barceló, una visita de viajero, aunque suene a un romanticismo trasnochado, yo me considero "viajera" cuando voy a un lugar que no es mi isla, y no "turista". No voy aquí a poner una lista de lugares a los que ir a ver. Sólo visitando los que están dentro de la red "Menorca Monumental" ya se puede uno recoger desde su retina una parte de esa espectacular, singular, única en muchos casos, de la Menorca prehistórica, que no sólo es la Naveta des Tudons.

Y soy aficionada a la ópera, como muchos de los ponentes, otra de esas singularidades, y me gusta estar en medio del mar, como parece era ése otro de sus gustos, y me gusta estar en invierno en esta isla, con ese "molesto" viento, y me quejo de la humedad que se me mete en los huesos, y de lo caro que me salen los billetes, de ir a comprar algo y que sea por catálogo, y muchas más cosas. Aun así, aprovecho mis estancias en la Isla para gestionar cuestiones de bancos y de todo lo que puedo administrativamente, pues tardo escasamente cinco minutos en ir de un lugar a otro, y en un día soluciono, en la mayoría de las ocasiones, cuestiones que en Granada, en donde trabajo, tardaría para cada una de ellas un día entero. Y acabaré, como muchos menorquines de la diáspora, viviendo aquí de manera permanente. Esa es otra de las singularidades de la Isla, la peculiaridad de nosotros mismos, los propios menorquines.Pero también espero que seamos capaces de seguir con esos debates no sólo una vez al año, que desde nuestra sociedad menorquina, en el rudo y crudo invierno, sigamos trabajando por buscar, aportando soluciones y no sólo ideas, para la mejora de Menorca.