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La semana pasada en mi artículo "el ruinoso club del euro" publicado el día 18, recordarán que les vaticinaba que la política de una moneda única europea podía saltar por los aires. Seis días más tarde ya no soy el único, otros observadores y también algunos políticos acaban de decir lo mismo.

Tengo para mí, viendo como está la economía de los distintos países mancomunados en torno a la moneda única, que para salvar la endeble unidad económica hace falta, cuanto antes, una recomposición del funcionamiento común que permita seguir en el euro. Para empezar debería de hacerse un estudio en profundidad sobre las circunstancias y las distintas estructuras del funcionamiento de cada país que hoy en día son abismalmente distintas, no dándose para nada la lógica homogeneidad. España, por ejemplo, tiene 17 autonomías, lo que significa 17 gobiernos que, mal acostumbrados a las vacas gordas, siguen generando un gasto colosal. Autonomías que además están propiciando la tendencia de algún gobierno ya no sólo a pensar si no a decir abiertamente que ellos "le dan demasiado dinero a España", olvidándose que ellos también son España. Aparte de esa insolidaridad conviene tener presente que la mayor partida en desembolso económico que tiene España está destinada al desempleo. Es verdad que esas y otras quiebras se generan en un país con 40 millones de habitantes, nada pues que ver, por ejemplo, con Luxemburgo, que tiene 2586,4 km2 y algo menos de medio millón de habitantes. Aunque en eso de los desbarres macroeconómicos, los miembros del club del euro más pequeños están demostrando que tienen una capacidad asombrosa para arruinarse, endeudándose hasta las pestañas. Fíjense en el caso de Irlanda, un país de 4.240.000 habitantes.

Seis meses después de haber tenido que socorrer a Grecia, le ha tocado el turno a Irlanda. Todo y que previamente su gobierno ya ha agravado el bienestar de sus ciudadanos con una subida de impuestos más un severo plan de recortes con bajadas salariales, etc.
Al principio el gobierno irlandés se resistió a aceptar la ayuda de sus socios europeos, sin duda porque sabían que salir pidiendo socorro por Europa significaba su defunción como gobierno, cosa ésta que de todas formas no han podido evitar. El día 22 último, el primer ministro, Brian Cowen anunciaba la convocatoria de elecciones anticipadas para principios de 2011.

No dejo de preguntarme cómo es posible que un país que es bastante más pequeño que Madrid, pueda generar una deuda tan grande, obligando al banco central irlandés a soltar 35.000 millones de euros en préstamos para socorrer otros bancos irlandeses que están con el agua al cuello, endeudando de paso al Estado que tiene ya un enorme déficit y que ahora se va a terminar de endeudar teniendo como acreedores a la UE y el FMI con 80.000 millones de euros. Cifras que para un país de 4 millones de habitantes me parece una auténtica barbaridad.

Es la primera vez que se utiliza el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), creado como consecuencia de la crisis griega. Pero les anticipo que éste no va a ser el último país que este fondo deberá socorrer.

Como pocas cosas hay que causen más miedo que aquel de perder el dinero, en esa apuesta virtual de la bolsa ha pasado lo que pasa siempre. En este caso, nada más anunciar que Irlanda iba a ser socorrida y abrir la boca el primer ministro para decir que la crisis, aparte de hacer retroceder el país más de un lustro de un plumazo, arrastra al gobierno a convocar elecciones anticipadas, en el caso irlandés exactamente como si hubieran dimitido, porque supongo que los irlandeses no van a querer que les gobiernen los mismos políticos que han colocado a Irlanda en la bancarrota. Con este panorama y conociendo los pánicos de la bolsa, la española ha bajado inmediatamente, el IBEX 35, haciendo retroceder 2.68%. Quizá también debido a la rumorología de que Portugal y España podrían seguir los pasos de Grecia y de Irlanda. De nada sirve que ministros y ministras se desgañiten diciendo que en España nada hay que guarde relación de causa efecto, económicamente hablando, con griegos o irlandeses. ¡Qué Dios os oiga hijos míos!
Pero el miedo en esto de la economía es más destructivo incluso que los propios incapaces que han colocado la salud económica de buena parte de Europa en el umbral de la muerte súbita, aflorando incluso insensatos que se postulan encabezando un movimiento para retirar sus dineros de los bancos todos a una. Si tal cosa sucediera, lo de la Gran Depresión americana del 29 se quedaría en una simple anécdota. Así está el patio y así están algunos de la cabeza.