TW
0

Diez años ha tardado EEUU para encontrar y matar a Osama bin Laden, lo que ahora se califica como un éxito, sí, pero extraordinariamente lento. Durante esos diez largos años para acabar con el terrorista saudí, se han invertido centenares de millones; 50 millones de dólares se llegaron a ofrecer por Osama bin Laden o por alguna pista que delatara su paradero. Se llegó a bombardear a ciegas por las desnudas montañas de Afganistán para asombro de los únicos seres vivos que en los crudos inviernos habitan aquellas inhóspitas cumbres, los carneros argalís.

Dicen ahora quienes saben estas cosas que se ha torturado en Guantánamo con atrocidades tales como "la bañera", para que algunos de aquellos desventurados acabara por decir dónde se escondía el jefe terrorista más odiado y buscado del mundo. La versión oficial asegura que uno de aquellos presos de Guantánamo dio pistas fiables de su paradero. Al final, diez años más tarde, muchos millones invertidos y algunos muertos como en su día pasó con Sadam Hussein, como el mundo no es tan grande dieron con él, en este caso al más puro estilo de las películas del género.

Un comando de élite del ejército ha terminado matando al organizador de aquel terrible atentado del 11 de septiembre de 2001. Según la crónica de los hechos, lo encontraron, parece ser, en la periferia de una zona residencial, a dos palmos de las narices de una escuela cuartel de la policía, a 60 km. de Islamabad, la capital de Pakistán.

Dicen que estaba "desarmado pero que se defendió". Para mí tengo que, como se ocultan otras cosas, ya podían haber si no ocultado, sí por lo menos obviado estos dos detalles, que me parecen poco loables.

Dicen que su cadáver fue arrojado al mar para evitar un lugar de peregrinaje de sus seguidores de Al Qaeda. Ya hay gente que no cree que el cadáver que arrojaron al mar fuera el de bin Laden. Aunque eso de arrojarlo al mar sí tiene sentido, pero su muerte de un tiro en el pecho y otro en la cabeza sin haber sido detenido ni juzgado, aparte de algo en lo que no puedo estar de acuerdo porque soy partidario de que a la gente se la detenga y se la juzgue por muy canallas que sean, los hecho tal cual han sucedido y dado el fanatismo de sus seguidores, probablemente lo conviertan en un mártir. Seguidores que, tarde o temprano, dios no lo quiera, organizaran una nueva carnicería de víctimas inocentes para vengar a su líder.

No hay combinación más peligrosa que el fanatismo y el odio. Si ambas cosas las unimos a lo fácil que es hoy en día meter unos kilos de un potente explosivo en una mochila o macuto junto a un teléfono móvil, tendremos la combinación que da estos resultados terroristas, porque el resto consiste en hacer simplemente una llamada. No hace falta más gente que un fanático homicida al que le han lavado las pocas entendederas con las que vino a este mundo, y luego los mismos que le inducen por el mal camino, le indiquen dónde y cuándo debe dejar su letal carga.

Al Qaeda no va a desaparecer por la muerte de Osama bin Laden. Ya irá bien si su muerte a tiros por un comando especial americano, no acaba siendo lo que justifique nuevos atentados y una mayor expansión de esta organización fanático terrorista.

Volviendo a la muerte del más buscado de los terroristas, no deja de causarme asombro la fotografía del presidente de EEUU, Barack Obama, en un despacho de la Casa Blanca, reunido con el gabinete de seguridad nacional: John Bennan, Hillary Clinton y el vicepresidente Joe Biden entre otros, atentos a un apantalla durante los 40 minutos que duró podríamos decir la acción o ataque, que acabó con cuatro personas además de con Osama bin Laden, no sé yo si viendo todo tal cual iba sucediendo como en una película, o es que alguien les iba relatando los hechos. Hechos que conviene decir tuvieron lugar en un país no americano y muy alejado de América, al que se le informó después que todo hubo terminado. Es decir, que EEUU no informa previamente a Pakistán de que iban a llevar a cabo una acción armada en su territorio para acabar con el saudí ideólogo de Al Qaeda. Por otra parte curioso lugar el que había elegido éste para esconderse, al ladito mismo de la policía pakistaní.

Es muy probable que el yihadismo no crea la muerte de Osama y más aún cuando no hay visión del cadáver. Para este caso no sólo EEUU debe saber que ha muerto, es fundamental que el convulso mundo terrorista que aglutinaba bin Laden lo sepa y lo asuma sin convertirle en un mártir que les siga guiando después de muerto por el camino del odio y el fanatismo. Ojalá que todo fuera así, pero me temo que será exactamente al revés.