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La crisis de la economía griega, por no tener ni siquiera ha tenido contables que la situaran en su crudísima realidad. Eso o va a ser que el gobierno griego es un "manirroto" porque tan solo unos meses después de recibir por parte de los otros países que forman y conforman la moneda única del euro una fuerte ayuda, necesita nuevamente ser socorrida con otra carretada de millones.

La canciller alemana Ángela Merkel se ha ido más corriendo que deprisa a Bruselas para entrevistarse con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el vicepresidente del Consejo Europeo Herman van Rompuy.

La señora Merkel, ya reticente en la primera entrega de millones al gobierno ateniense, es que se palpa y no se encuentra la ropa. Ya saben ustedes que el fondo, "la saca" con los euros que socorren a un país en apuros, no es equitativamente igual, hay países como Alemania que ponen mucho más dinero. Por eso la señora Merkel, la primera vez ofreció algunas imágenes que mismamente parecía que la estaban sacando una muela sin anestesia.

A todo esto, Portugal está también "boquerón". Necesita otra carretada de millones y poner en marcha rápidamente todos los duros recortes por los que tuvo que presentar la dimisión el gobierno lusitano. Recortes como eliminar 50.000 puestos de la administración, fusionar ayuntamientos, aunque eso signifique que algún pueblo, al perder su ayuntamiento, tenga que convertirse en pedanía, rebajar la edad de jubilación, congelar las pensiones cuando no recortarlas, rebajar los salarios, subida galopante de impuestos…Todo esto incrementado con un número de parados que también le crecen como los hongos. Todo eso y aún más ya lo ha hecho Grecia, pero su problema de liquidez es tan enorme que ni con eso, ni con los millones recibidos, no puede evitar estar al borde mismo del precipicio económico. Las Cariátides se tambalean, el Partenón puede acabar siendo un albergue de políticos menesterosos.

Ahora más que nunca, Grecia está ante la verdadera batalla de las Termópilas, si bien les hará falta algo más que un Leónidas y trescientos espartanos para defender su permanencia dentro del sistema único del euro. Si aquellos antepasados suyos lucharon primero con sus lanzas, cuando éstas se rompieron lucharon con sus espadas, y finalmente, cuando ya no tenían con qué, acabaron luchando con sus manos, a los espartanos actuales les toca luchar con una sola arma: con la cabeza. Les hará falta tenerla muy bien amueblada para no gastar ni un día más lo que no se tiene y menos aún gastarlo en lo que no se debe.

Grecia tendrá, como Portugal, muchos años de vacas flacas, porque cuando las arcas del estado están vacías, pocas cosas pueden ser peor que encima endeudarse. De manera que, antes de volver a ver un euro propio, les toca devolver los euros ajenos.

En mi opinión, el sistema euro da muestras de estar tocado, de llevar plomo en las alas. Y puede saltar por los aires el día menos pensado, aunque Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario de Competencia, dice que "hay cola para entrar en el euro, no para salir". No sé si eso es como lo de su jefe Zapatero, una subida de adrenalina en el optimismo exagerado. Quizás en estos momentos es lo que toca.

Hoy no puede ignorarse que el futuro de la deuda que contraen los países que tienen que ser socorridos, huele a tener que ser finalmente condonada. Desde ese pensamiento es lógico que se frene de golpe el ánimo de desembolsar ayudas que atufan a fondo perdido, máxime cuando se ve el caso de Grecia, que a la millonaria ayuda ya recibida hay que añadir otras. Lo inmediato es el síndrome del efecto dominó que estas situaciones genera hacia los demás y la primera víctima es la bolsa.

Por cierto, ni en Grecia ni en Portugal ni en Islandia, ni en otros países que tampoco por eso están boyantes, gobierna Zapatero…de verdad, se lo puedo asegurar.