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Son las cuatro de la tarde y estoy en casa haciendo zapping. De repente, una imagen desagradable que dura dos minutos: una chica atada a la columna de un parking mediante una cadena en el cuello, visiblemente agredida y sentada en el suelo. Un hombre con una barra de metal en la mano se dirige violentamente hacia ella. Fin del anuncio. Por supuesto, una voz en off relata la horrible escena pero no recuerdo qué decía exactamente. Da igual. Por desgracia, volveré a ver el montaje porque es la manera que un canal de televisión tiene de anunciar una de sus series sobre asesinatos. No sé qué está sucediendo con los contenidos televisivos. Recuerdo que cuando era pequeña resultaba impensable mostrar este tipo de imágenes tan agresivas a ciertas horas. Hoy, casi todas las series son iguales: cuerpos del delito, homicidios, investigaciones criminales, hospitales... Como si no hubiese suficiente con lo que nos cuentan cada día en los medios de comunicación. Llegamos a la misma pregunta de siempre, ¿es lo que los televidentes demandan o es lo que nos imponen? Reivindico otro tipo de parrilla televisiva que no contenga tanto drama personal, violencia o cotilleo. No se trata de ver solo documentales, pero no me negarán que la cosa ya se está pasando de castaño oscuro. Al final, creo que lo que se ve en la tele acaba influyendo en la sociedad, sobre todo en los más pequeños, que son como esponjas. Y pienso que vivir bombardeados de imágenes desagradables como la que yo vi a las cuatro de la tarde no debe ser bueno.