1987. Botadura del crucero español Carlos V

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Con motivo del doscientos cincuenta aniversario de la fundación de Sant Lluís, he acudido a mis carpetas de las cuales en tantas ocasiones les he hablado. Las atadas con cintas granates, descoloridas y sumamente arrugadas y que tan celosamente guardo en uno de los cajones de la cómoda heredada de ses ties fadrines. Precisamente andaba buscando algo que tuviera que ver con el idílico pueblo fundado por los franceses, cuando sin darme cuenta he topado con la llegada de la escuadra de aquel país y un anecdotario precioso por su contenido histórico a la vez que triste, por los fallecidos en la guerra de Argelia .

Octubre 1903.-El 21 de aquel mes, procedente de Tolón fondeó bien entrada la tarde, dejando caer anclas frente el almacén de don Manuel Beltrán, el crucero de guerra francés, Linois de 2.345 toneladas, montaba 6 cañones y llevaba 257 plazas de dotación siendo su capitán monsieur Serres. Dicho buque iba a la vanguardia de la escuadra francesa del Mediterráneo que había fondeado en Palma, compuesta por 16 buques los cuales deberían llegar a este puerto el martes próximo.

Llegó el martes y de buena mañana se hallaban anclados en nuestro puerto los buques franceses que desde varios días antes se iban anunciando. Como siempre, la llegada de una escuadra extranjera, significaba mucho para los hijos de la ciudad, en todos los ámbitos. Mahón, retomaba color, los comercios se llenaban, las casas de comidas, las tabernas y las sociedades daban entrada a cuantos desearan compartir con ellos amenas tertulias, aprendiendo unos de otros. No debemos olvidar que por aquel tiempo, se estudiaba la lengua francesa.

El veintiséis de octubre, mientras el sol se iba desperezando, entraba el torpedero Arbalette, anclando frente el Andén de Poniente, y después de recorrido el puerto y tomados los prácticos volvió a salir para reunirse con el resto de la escuadra.
A las siete y media el vigía de Binissermenya, señaló escuadra a la vista y al cabo de un cuarto de hora entró en el puerto, empezando entonces a fluir gente a los miradores, los balcones que se asoman a "baixamar". Los más andarines se dirigieron hacia Sa Punta de Cala Figuera.

En primer lugar entraron cinco torpederos por el orden siguiente:
Fronde, Mousquet, Carabine, Rapieri, y Epieu. A continuación, el acorazado Saint Louis, buque almirante, el Pathuan, el Charle Magne, el Chanvy, el Gaulois y el torpedero Arbalette.

El crucero español Carlos V, saludó con 15 cañonazos izando la bandera tricolor en el palo mayor. Apenas fondeado el buque almirante contestándole éste con igual número de salvas, y alzando la bandera española. Este mismo buque saludó a la plaza con 21 cañonazos contestándole la fortaleza de Isabel II.

¿Se imaginan, que momentos de emoción se debían vivir con tanto protocolo?
El acorazado Saint Louis fondeó dentro de Cala Figuera. El Pothuan en el Fonduco. El Charle Magne en Cala Figuera. El Chanza y el Gaulois en Cala Llonga y los seis torpederos junto al Linois en el Andén de Poniente.

Debido a que son muchos los lectores de este periódico interesados en el tema que nos ocupa, intentaré describir según la prensa de la época, cada uno de los buques que en aquel lejano otoño nos visitaron.

El Saint Louis, el buque insignia, el favorito del almirante Mr. Fournier, fue construido en 1896, botado al agua en febrero de 1897.

Su capitán de navío de primera clase, Mr. J. Neny . Desplazaba 11.250 toneladas tripulándolo 700 hombres.

Medidas.- 111,25 metros de eslora, 20,05 de manga y 8,40 de puntal. Su máquina desarrollaba 14.000 caballos de fuerza imprimiendo una velocidad de 18 millas hora. Su artillería estaba compuesta por 46 cañones distribuidos de la manera siguiente:

4 cañones de 30 centímetros emplazados en las torres de barbeta, blindados, que llevaba a popa y a proa, 12 de 15 centímetros de tiro rápido situados a babor y estribor, 10 de 12 centímetros intercalados entre los de 15 y 20 de 45, de los cuales 12 eran de desembarco. A demás iba provisto de 4 tubos lanza-torpederos y varias ametralladoras emplazadas en sus cofas militares. Lleva red protectora contra los torpedos. En sus carboneras cabían 1.500 toneladas de combustible.

El Gaulois.- Iba al mando de la misma comandación, Mr. Lebrys. Desplaza 11.000 toneladas, montaba 50 cañones y componían su dotación 540 hombres.
El Charle-Magne.- Iba al mando del capitán de navío, Mr. Chausseprat, desplazaba 12.500 toneladas. Llevaba 10 cañones más que el anterior y lo tripulaban 600 hombres.
El Amiral Pathuan.- buque insignia de la división de cruceros y torpederos al mando del contralmirante Boutet. Desplazaba 3.350 toneladas, 14 cañones y lo tripulaban 500 hombres al mando del capitán de navío de segunda clase, Mr. Fourtín.

Chanza.- 4.750 toneladas de desplazamiento. Montaba 16 cañones, y 4 tubos lanza-torpedos llevando una dotación de 395 hombres.

El Linois.- Era el más antiguo de todos los buques de alto bordo de la escuadra surta en nuestro puerto. Desplazaba 2.300 toneladas, montaba 20 cañones y llevaba 266 tripulantes al mando del capitán de fragata Mr. Jaurés.

La relación de los torpederos era el siguiente: Arbalette.- 305 toneladas, 7 cañones, y 63 tripulantes. Mandado por el teniente de navío de primera, Mr. Caubet.

Carabine.- 306 toneladas, 9 cañones y 68 tripulantes, al mando de monsieur Friais, de la misma graduación que la anterior.

Fronde.- 307 toneladas, 7 cañones, 62 tripulantes. Comandante monsieur Renaud.

Musquet.- 350 toneladas, 7 cañones y 62 tripulantes al mando de monsieur Pratt.

Rapiere.- 302 toneladas, 8 cañones y 62 hombres de tripulación. Capitán Mr. Dhauzy.

Epieu.- 320 toneladas, 9 cañones y 66 hombres de tripulación.

Tal cantidad de hombres prometía revestir gran solemnidad al acto de traslación al cementerio católico de los restos de los militares franceses muertos en este puerto de resultas de las heridas recibidas en la conquista de Argel. La comisión organizadora, cuida en extremo cuantos detalles pertenezcan a esta clase de eventos. También la alcaldía publicó un bando, haciéndose eco de la fatídica desgracia.

Los vecinos de las calles por las cuales debió pasar el fúnebre cortejo, dispusieron de colgaduras enlutadas para contribuir a la solemnidad del acto.

Hubo un buen número de señoras que deseosas de darle mayor esplendor confeccionaron coronas de flores naturales, entregándolas al Ayuntamiento.

No todas las señoras de Mahón se dedicaban a la confección de ornamentos florales, se encontraban prestigiosas modistas de ropa interior, de devall, de vestir etc. En la prensa de aquellos días se encontraba un anuncio de doña Margarita Gener de Nieto que decía así:

(Modista en sombreros) calle Doctor Orfila 19. Acaba de regresar de Barcelona, con un completo y elegante surtido de sombreros para señora; bebé y niña, última novedad; los que pone a disposición de su numerosa clientela, suplicando a las señoras y señoritas visiten su establecimiento, en la seguridad de que se verán complacidas, pues hallarán en ellos elegancia y perfección.

En el número 41 de la misma calle, don Pedro Seguí Corantí, acudió al Ayuntamiento para que se le concediera autorización para la instalación de un motor a gas pobre de un caballo de fuerza, para fabricar dulces. Se acercaba Navidad y la competencia en nuestra ciudad era Grossa, su éxito sin duda, se debía a la fuerza de un motor, sus clientes musitaban… ara veurem com anirà la cosa. Mientras tanto, el señor Seguí iba obsequiando a sus clientes con preciosas "vistas", como llamaban a los cromos.
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margarita.caules@gmail.com