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Hay tres manzanas que han pasado a la posteridad por su trascendencia en el devenir de la Humanidad. La que comieron Adán y Eva del árbol de la ciencia, la que le cayó a Newton sobre la cabeza (dicen) y la de Apple. Pero si a la manzana se le añade el prefijo i, ya no hay duda de que estamos hablando de uno de los iconos del siglo XXI: los increíbles artilugios nacidos de la intuición y genialidad de Steve Jobs. Son fáciles de manejar (sin manuales), de espectacular diseño y transmiten la sensación de tener el mundo al alcance de la mano gracias a (i)nternet. Los iMac, iPhone, iPad, iPod... son la herencia nacida en un garaje que abrió las puertas a la (i)maginación,(i)deas, (i)nteractividad... en definitiva a todo aquello que podamos soñar reunido en una artefacto mágico. Ken Segall, el hombre de la "i" que diseñó la campaña "Think Different" con la que salvó a Apple de la quiebra, dejó escrito en su blog: "La capacidad de pensar de manera creativa es uno de los grandes catalizadores de la civilización". Y eso es lo que movió a Jobs durante toda su vida.

La reflexión de Segall nos pone ante los ojos lo que hace girar el mundo. De hecho, el principio sigue siendo el mismo que motivó el paso decisivo de la animalidad al hombre. Este salto se produjo "en el momento preciso en el que el primer parahumano coge dos guijarros para entrechocarlos el uno contra el otro, con el fin de romper uno y hacerlo más afilado o más cortante" (Louis-René Nougier). En este sentido, el sociólogo José Félix Tezanos apunta que la clave de nuestra evolución como especie se debe a dos órganos: un cerebro que nos permite una actuación inteligente, imaginativa y creativa y una mano idónea para manipular y fabricar herramientas. Y, ojo al dato, uno de los elementos que nos hacen ser hábiles es el pulgar, el mismo con el que manejamos con cierta chulería el iPhone.

En 1976 unos jóvenes Steve Jobs, Stephen Wozniak y Ronald Wayne utilizaron el cerebro y sus manos para crear el primer ordenador personal popular dirigido a un público sin conocimientos informáticos. Han pasado 35 años desde el Apple I. Desde entonces, se han dado muchos mordiscos a la "manzana". Jobs ya no está, pero la puerta del futuro sigue abierta. Ahora ya no entrechocamos guijarros, a no ser por diversión. Sin embargo, seguimos evolucionando gracias a una tecnología que ha dejado de ser ciencia-ficción.