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Y va Rajoy tras la noticia de que ETA abandona la lucha armada (su actividad terrorista) y dice "que no ha habido concesiones políticas". ¡Hombre señor Rajoy!, ¿no le parece un poco tarde? Sí, un poco tarde porque, si la memoria no me falla, hemos tenido siete manifestaciones contra la política antiterrorista del gobierno, donde, entre otros, no faltaba un tal Alcaraz. Un individuo que se ha pasado parte de los últimos años diciendo siempre las mismas "alcaraceses", una sarta de acusaciones, que si no están penadas por la ley sí que causan vergüenza y sonrojo ajeno. Como lo de un tal Mayor Oreja, que ahora debería, como poco, dedicarle a la reflexión el mismo tiempo que le ha dedicado a las acusaciones, insidias e injurias. Porque injuriar es cuando se acusa a alguien de algo sin aportar otra prueba que la de su retorcida imaginación; en el caso del señor Oreja, a costa del gobierno Zapatero y en medio ETA como protagonistas, aunque lo de ETA me importe un comino.

¿Recuerda usted señor Rajoy aquello suyo en el Congreso de los Diputados cuando usted dijo: "usted ha traicionado a los muertos", dirigido a Zapatero, a cuenta evidentemente de las víctimas de ETA?

Pero no han sido sólo "cuatro imprudentes lenguaraces" los que han acusado al presidente del gobierno de pactar con ETA vaya usted a saber cuántas maldades, una parte importante de cadenas de radio, canales de TV y prensa escrita en papel y también en soporte digital, que no "se han cortado un pelo" a la hora de acusar al presidente del gobierno de auténticas barbaridades. Por ahí están las hemerotecas. Acusaciones que ni siquiera la oposición ha llegado nunca tan lejos. Ciertamente no ha sido Rajoy ni ningún otro de la cúpula directiva del PP, con lo mucho que han llegado a decir, los que más injustamente han acusado al presidente del gobierno de pactar con ETA, acumulando una ristra de verdaderas sandeces. Por ahí están algunos individuos que ejercen un periodismo nauseabundo, acusando, sin aportar pruebas, de una más que punible manera de hacer política a un presidente del gobierno español emanado de urnas democráticas.

A propósito, nunca se había dado el caso de tener en España un sector de la prensa en todos los sistemas actuales, tan beligerante contra un gobierno democrático, pero sobre todo contra el presidente del gobierno, llevando la libertad de expresión al límite, cuando no, a mi modo de entender, pasándose a la torera la barda que debe delimitar lo que está permitido de lo que debería ser pura y claramente punible.

Algunos, igual que aquel chucho que no pudiendo morder a nadie da vueltas sobre sí mismo intentando morderse su propia cola, escriben sus furibundos ataques. Recuerdo un caso, por demás llamativo, uno de estos personajes, que pasó de alabar a Rajoy por cualquier cosa a ponerle de "chúpame dómine". Y así, una mañana, sin que se me alcance el motivo y la razón, empezó este individuo a poner a Rajoy a caer de un burro. Creo que menos guapo, le dijo de todo, vamos, que le puso a parir, después de haber estado meses y hasta años, alabando "sus increíbles cualidades". La verdad es que eran más penosas las exageradas alabanzas que las descalificaciones personales. Se notaba demasiado que "respiraba por la herida" y así se retrataba a sí mismo. Primero en las absurdas alabanzas y después en las injustas y exageradas descalificaciones.

A mí, personalmente, y en ello me anticipo, no me gustaría nada que a Rajoy y a su gobierno, cuando gobierne si es que gobierna, le saliera una parte de la prensa con acusaciones sin pruebas, con acusaciones injustas en sus pertinaces descalificaciones.
Cualquier gobierno y de él todos sus presidentes emanados de urnas democráticas, cuanto menos merecen respeto, pues lo contrario no da la razón, más bien de entrada descalifica a sus autores.