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Según el Tribunal Supremo, el juez Garzón se extralimitó al mandar grabar las conversaciones de abogados e inculpados del caso Gürtel, cosa que según parece, la Fiscalía ha sido reticente en aceptar este término. Razón finalmente por la que el Tribunal Supremo le condena, pero podría haberle condenado por ejemplo, anulando el proceso de Instrucción llevado a cabo por Garzón, apartándolo del caso y nombrado otro juez instructor, incluso suspendiéndole unos meses de "empleo y sueldo". Lo que ya es otra cosa muy distinta es, si no directa sí indirectamente, apartarlo de la carrera judicial, nada más y nada menos por una sentencia de prevaricación, que es una de las peores sentencias que a un juez le puede caer encima.

La sentencia al juez Garzón está siendo y seguirá siendo muy criticada dentro y fuera de España. Fuerza es que pasar de juez estrella a juez estrellado sea del interés de juristas y profanos, y en puridad, todo por unas grabaciones que sí, que puede que eso, en un estado de derecho es cosa que un juez no debe hacer. No obstante, la desproporción del castigo es para muchos particularmente llamativa, sobre todo cuando resulta que el primer juzgado y castigado del caso Gürtel haya sido precisamente el juez instructor.

Por otra parte, a nadie puede extrañar que también el personal se pregunte si el juez Garzón no hubiera estado en lo de la Memoria Histórica, si le habría pasado lo que le ha pasado. Memoria Histórica donde los vencedores de aquella guerra civil quieren a toda costa que todo continúe cómo si aquí nunca hubiera habido un golpe de estado, una larga y cruel guerra civil y, quizá lo más doloroso para después de terminada la guerra, fue que entre los vencedores aflorase un montón de resentidos torturadores y verdugos, que estuvieron impunemente fusilando a los vencidos hasta más allá de la mitad del pasado siglo, por las cunetas de los caminos y las tapias de los cementerios, hurtando a las familias las tumbas de aquellos desgraciados que fueron enterrados en fosas comunes como si fueran animales, siendo personas.

También hay a quien el caso Gürtel le quita el sueño, de manera que ahora viene bien esa otra sentencia del saber popular de "muerto el perro se acabó la rabia". La eliminación del juez (por sentencia del Tribunal Supremo) que destapa y que instruye un asunto de corrupción tan grave, posiblemente les viene ahora que ni pintado, pues barruntan que todo el proceso Gürtel queda como poco en entredicho, cuando no judicialmente muy perjudicado.

Siempre pensé que al juez Garzón le iba a apartar de la carrera judicial y de paso de este valle de lágrimas, cualquier asesino desnaturalizado de ETA, o cualquier sicario de la mafia de la droga, jamás se me alcanzó que iban a ser quiénes le apartaran de la carrera judicial, precisamente los jueces del Tribunal Supremo por sentencia de un proceso judicial, quienes terminasen la brillante carrera de este juez.

Será así, pero tampoco parece lo más normal que a este juez le hayan sobrevenido varios juicios seguidos. Eso hace que una gran parte de la ciudadanía, empiece a pensar que más que juzgarle lo que algunos deseaban era quitárselo de en medio, deben ser esos a los que la propia hija del juez Garzón les señaló diciendo que tras la sentencia del Supremo estarían brindando con champán.

Cualquier juez que llevase desde su juzgado un tema como lo de la Memoria Histórica más lo del caso Gürtel, tendría al país pendiente, unos a favor, otros en contra. En este caso, tras la eliminación del juez como juez para ambos casos, el personal sigue pendiente. Unos estarán contentos, otros no. En cualquier caso, esta sentencia se suma a la sentencia de "no culpable" del caso Camps, y lo del único culpable de la sentencia de Marta del Castillo, abriendo un peligroso paréntesis de lejanía respecto a la Justicia.