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Se comenta que la actualidad ha cogido la rabia. Aunque no es la primera vez que esto ocurre, saltan al primer plano de los medios de comunicación y las redes sociales, noticias que sacan espuma por la boca (en cambio, noticia que no se publica, no mueve molino). El virus se propaga rápidamente y nos puede contagiar a todos. La actualidad está que muerde… todo se polariza y nuevos conflictos se mascan en el ambiente.

En los malos tiempos (de penuria) crece la tentación proteccionista. Encerrarse en sí mismo confiere una aparente, aunque ilusoria, sensación de tranquilidad. El peligro acecha desde el exterior y los otros, adquieren súbitamente la forma de enemigo. Los recursos energéticos mueven muchísimo dinero y están sujetos a fortísimos intereses. Nacionalizamos o privatizamos cuando las cosas se complican y los números no cuadran. Siempre habrá agraciados con tales medidas, y un número variable de damnificados. El populismo tiene el éxito asegurado en determinados caldos de cultivo. Es hora de caudillos que actúan a la brava, como el presidente venezolano Hugo Chávez o la presidenta argentina (en un estilo más Kitch…neriano). Son los salvadores de la patria.
Aquí, haría falta un amplio acuerdo no partidista (¿recordamos los Pactos de la Moncloa?) frente a la enorme gravedad de la situación. Sin embargo, parece que estamos lejos de conseguirlo y priman las acusaciones mutuas. Que los socialistas lanzan un vídeo en las redes sociales (#vanaportodo), los populares contraatacan (#nohandejadonada). Parece que sigue abierta la campaña electoral (#somoslosmejores o #nosotrosalonuestro).

La cacería del Rey (en los dos sentidos) ha dado lugar a un insólito "Lo siento. Me he equivocado. No volverá a ocurrir". Enfrentamientos entre monárquicos y republicanos, empresarios y sindicatos, merengues y culés…podrían ir de cañas todos juntos, para limar las diferencias. Respetando sus diversas opiniones, y sin tirarse los trastos a la cabeza, como manda la tradición.

En las "II Jornades d'Arquitectura i Urbanisme a la fortalesa de La Mola", se ha hablado de "Arquitectura i Canvi de Model Energètic" El día que cambiemos el modelo energético, cambiaremos el mundo. ¿Es una cuestión de voluntad o de necesidad?

Yo de urbanismo no tengo ni PTI, pero nadie en su sano juicio puede desproteger o destrozar espacios naturales movido por afán de lucro. Hay que mirar más lejos.
Parece que estamos asistiendo a un eclipse de futuro. No es que no haya, es que a veces, no podemos verlo. Se interponen otros astros, que nos lo ocultan durante un tiempo. Transcurrido ese lapso, reaparecerá y vislumbraremos el camino. Mientras dura la oscuridad, todo parecen amenazas. Las instituciones pierden prestigio y son cada vez más cuestionadas por la opinión pública; la gente padece y afronta crecientes dificultades de imprevisibles consecuencias; andamos a tientas o pegándonos trompazos contra una realidad fluctuante…

Cuando acabe el eclipse, muchas cosas habrán cambiado para siempre. Pero, por lo menos, ya lo veremos todo mucho más claro.