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Hace tiempo leí una anécdota referida a José Solís Ruiz, ministro de Trabajo durante el régimen franquista, a finales de los años cincuenta. Solís, natural de Cabra, un pueblecito de Córdoba, le discutía al político y rector de la Universidad Complutense, el profesor Muñoz Alonso, para que servia el latín. El profesor le respondió: «Por de pronto, para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa».

Un comentario editorial de "La Vanguardia" se refería hace un tiempo a Martha Nussbaum, autora de "Sin fines lucrativos. Por qué la democracia necesita de las humanidades". La norteamericana afirmaba que "la salud de la democracia requiere pensamiento crítico, comprensión de la historia del mundo y cultivo de nuestra capacidad imaginativa, y eso lo dan las humanidades". Afirmaba que "las humanidades son necesarias por el aporte de saberes sobre las inquietudes y logros del género humano a lo largo de su historia, sino también como herramientas cuyo dominio nos asegura la forja de un buen criterio".

Ya sabemos que la única profesión para la que no se necesita ninguna preparación ni formación es la política. A la vista de los resultados algunos pueden preguntarse hoy si los políticos actuales han estudiado alguna vez Humanidades ya que muchos de ellos aparentan carecer de la más mínima formación intelectual (solo así se puede entender que tomen las decisiones que imponen).

Aunque nuestro tiempo histórico esté dominado por la razón económica, la formación integral de un hombre no tiene por que ser siempre rentable en términos pecuniarios. Hoy parece que toda la educación esté enfocada unidireccionalmente a formar trabajadores / profesionales (cualificados o no) que les permita un engranaje perfecto en el sistema. No se forma a las personas para que puedan reformar la sociedad mediante su aportación crítica sino, contrariamente, para asentarla. Conservadurismo frente a evolución. Así el sistema se retroalimenta. Interesa una masa acrítica aunque esté tintada por títulos universitarios porque un pueblo ignorante intelectualmente es terreno abonado para la demagogia.

No recuerdo quien escribió estas frases que conservo: "Un pueblo educado sabrá elegir a sus dirigentes honestos y competentes. Estos elegirán a los mejores asesores". "Un pueblo inteligente y educado no permitirá corruptos ni incompetentes". "Un pueblo de ignorantes vive de consignas y vanas ilusiones". "Un pueblo educado sabe diferenciar muy bien un discurso serio de una práctica demagógica". "Un pueblo educado prospera también en condiciones adversas", etc.

He querido releer estas frases al comprobar la situación en que se halla Menorca hoy después de sufrir años de gobiernos demagógicos. Ya decía Jean Paul Sartre que "los cobardes son los que se cobijan en las normas". Sí, han sido precisamente estas "normas", las que han arruinado nuestra isla. Camuflarse detrás de la enorme maraña de obligaciones legales es siempre la perfecta excusa para los que carecen de iniciativas válidas y rompedoras que proyecten a una sociedad hacia el progreso.

Los políticos tan proclives a imponer condiciones, es decir, palos en las ruedas, a la sociedad para proyectar su incompetencia e impedir su propia iniciativa deberían ser los primeros que pasasen una prueba para poder acceder a representar al pueblo. ¿Cómo puede representar a ese pueblo quien no reúne las más mínimas condiciones de formación y cultura?

"Las humanidades conservan su vigencia como puertas del conocimiento y del discernimiento". Recuerdo los tiempos en que nuestra generación estudiaba latín. Era una asignatura obligatoria en aquel Bachillerato franquista. Muchos mahoneses fuimos a clases de repaso a "ca'n Calderón de sa Costa d' en Gà, de Maó" y solo hemos sabido de su importancia años, décadas, más tarde.

Al final, conocer y declinar las palabras y verbos que explicaban y describían la "Guerra de las Galias" no era tan malo e inútil como parecía. La educación es el arma más revolucionaria.

Nota
- Al "panchito" de Alayor: gracias por seguir siendo fiel a mis escritos. Ya noto su mejora.
- "Crítica es libertad" se despide hasta septiembre. "Bones vacances".