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Por una concatenación de circunstancias, el catalanismo militante neoimperialista pretende forzar la independencia de Cataluña con respecto al resto de España.
Lo que hace años empezó como una reclamación de una cierta autonomía, devino pronto en exigencias mal disimuladas de autodeterminación.

Los gobiernos españoles cometieron el error histórico de creer que esas reivindicaciones podían acallarse a base de ceder ante la Generalitat por medio de concesiones de carácter económico. Es decir aflojando la pasta que los catalanes pedían.
Pero ocurre con cierta frecuencia en los chantajes, que cuando pagas caes en la trampa y has de seguir pagando. Te tienen cogido por los colgantes. Escudándose en el archisabido "Madrid me mata" o en su catalana versión "Madrit ens ofega" las reivindicaciones catalanas han pasado de lo económico a lo político.

Y han arrastrado a un considerable número de personas que creen que la "independencia" será la solución a todos los males que aquejan a Cataluña y les sacarán de la crisis económica que (como todos) padecen.
El actual gobierno de la Generalitat ha sabido levantar la cortina de humo de la independencia, para que esconda su pésima gestión económica. Ahora se da la circunstancia que además de seguir pidiendo dinero para salir de la crisis, exigen además un ilegal referéndum.

Yo había creído siempre que "beggars can not be chosser" es decir "los mendicantes no pueden exigir", pero aquí tenemos a Mas que hace lo uno y lo otro.
A Artur Mas y sus muchachos les han sentado mal, muy mal, las declaraciones del Ministro que habla de "españolizar" a los alumnos catalanes.

Lo cierto es que piensa el ladrón que todos son de su condición. Durante años, las autoridades catalanas han estado sistemáticamente "catalanizando" a todos los escolares (procedieran de donde procedieran), impidiendo estudiar en castellano y modificando interesadamente la historia de España, en una vergonzosa "inmersión lingüística" obligatoria.

Y ahora se quejan de que el Gobierno de la Nación de la que forman parte (les guste o no) pretender ampliar el horizonte lingüístico de los escolares y que puedan estudiar tanto en catalán como en castellano. Y que tengan un conocimiento menos políticamente orientado, para conocer la realidad de España, en vez de un lavado de cerebro que se les está haciendo. (Similar a lo que suceder en las ikastolas del País Vasco).

El Gobierno de Cataluña, y la mayoría de la clase política nacionalista catalana, se han apoyado en los medios de comunicación a su servicio para crear un problema donde no lo había. Han movilizado el sentimiento "anti español" de unas minorías radicales para convencer a muchos de sus conciudadanos de que la independencia de Cataluña es la solución de todos sus males. Y muchos se lo están tragando. "¡Mesquinets!".