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Cuentan que, irritado, Alejandro Magno mandó llamar a unos de sus soldados, de idéntico nombre al suyo, y de vida disoluta, para rogarle que, o bien cambiara de vida o bien cambiara de nombre. Puede –piensas ahora- que sólo sea una leyenda urbana, pero, en todo caso, y en conocido aserto se non è vero, è ben trovato. Sería ciertamente sano hacer caso al emperador, ya que, con frecuencia, los "apellidos" que os otorgáis (religiosos, políticos, profesionales) no cuadran con las existencias que vivís. Puede que tengáis que dejar de denominaros cristianos si vuestro comportamiento no se acomoda a los valores evangélicos o, por el contrario, modificar ese comportamiento. O socialistas, o lo que fuera… Aunque –lo sabes- "tirar por la calle de en medio" os empuja, por cobardía o comodidad, a combinar ese oxímoron existencial… Los valores se desechan con frecuencia porque os exigen, casi siempre, grandes dosis de heroísmo que no deseáis asumir. Uno de los más inaccesibles es el de la coherencia…. La mejor definición de la misma se encontraría probablemente en los evangelios, cuando Jesús, refiriéndose a los fariseos, afirmaba aquello, por otra parte tan conocido, de "haced lo que dicen, pero no hagáis lo que hacen, porque no hacen lo que dicen".

Antonia, excompañera tuya, es, en este sentido, una "rara avis", una especie en peligro de extinción, y un paradigma ejemplar y ejemplarizante de coherencia. Se asomaba recientemente a las páginas de este diario, como se asomaba cada mañana, servicial, por la ventanilla de acceso al "Ramis" para saludarte o abrirte la puerta cuando te habías olvidado de las llaves. Antonia, mujer de izquierdas, ya jubilada, se apuntaba y apunta a cualquier movida que pueda socorrer a los más débiles. Una frase parecida a la anterior destacaba en la entrevista publicada. Ella, que tiene mucho de cristiana aunque no lo sepa, es creíble. No por lo que afirma, sino por la vida que palpita plácidamente detrás de sus palabras. Dice y hace lo que dice… Lo lleva haciendo a lo largo de su trayectoria vital que le deseo lo más larga posible. Su cuerpecito –pequeño en lo físico, pero enorme en lo moral- encarniza a una izquierda auténtica…

En las antípodas existiría ese otro progresismo que, a tu entender, no hace sino perjudicar a la causa que pretende defender. Dicen. No hacen. Hubo –lo sabes- algunos ejemplos recientes y, hasta cierto punto, irrisorios. Maribel Verdú manifestaba, emocionada (¿?), en la entrega de los "Goya": "Me gustaría dedicar este "Goya" a toda esa gente en este país que ha perdido sus casas, sus ilusiones, sus esperanzas, su futuro, e incluso sus vidas, por culpa de un sistema quebrado, injusto, obsoleto que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos". Y a pesar de ser una actriz recién galardonada, sus palabras no convencían –no te convencieron-, porque quien más quien menos evocaba aquellos anuncios televisivos de 2010 en los que Maribel glosaba las excelencias de la financiera "Unión de Créditos Inmobiliarios" (UCI), acusada por la "Plataforma de Afectados por la Hipoteca" (PAH) por "prácticas irregulares o abusivas como "incluir" cláusulas tóxicas en las hipotecas concedidas, forzando la firma de avales e intentando penalizar económicamente a sus clientes amén de no recibirlos". La misma Maribel que, al parecer, posee acciones en una importante clínica privada en Estepona… Es –lo sabes- únicamente un ejemplo… Hubo otros. Algunos burdamente demagógicos y basados en la mentira, esa que se derritió, después, rápidamente, a través de las redes sociales… ¿Coherencia?…………

Antonia no es una mujer progresista de salón, sino de esas otras que han catado la injusticia o quizás la pobreza desde la mismísima infancia. Antonia no ganará jamás tampoco un Goya, ni pisará alfombras rojas, sino más bien las aceras por las que transitan los desheredados. Pero, a la hora de entrar en el Instituto, siempre la seguirías prefiriendo a ella antes que a Maribel Verdú, aunque Antonia nunca fuera vestida de Armani…