La Marieta, antigua falúa que enlazaba la Estación Naval con Baixamar, atracando frente a La Marina (archivo Margarita Caules)

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Por favor, presten atención, uno tras otro, "poc a poc i amb bones". No habíamos finalizado la cena de "sant caragolí gloriós", ni tan siquiera arrinconado la mesa y todos iban dictando. Fueron tantas las peticiones, que debimos organizarnos al estilo de las oficinas municipales. Mientras unos iban aportando ideas o quejándose del puerto, otros lo hacían de pasos de peatones, algunos, los más, sobre el pregón, la subida del IBI, la falta de repercusión que ha tenido durante estos 20 años el ser Reserva de la Biosfera. Un 95 por ciento está convencido de que nos ha perjudicado "i molt". Para muestra un botón, añadió el fielatero. De las Balears es la más abandonada, con menos movimiento turístico, donde el coste de la vida es tan alto, que se encuentra allá arriba en las nubes, inalcanzable en estos tiempos que corren, las leyes se miran con lupa, encontrándonos desprotegidos por la autoridad, añadiendo lo tan manido como es el tema de buenos precios de enlace, después de lo mucho que trabajó Joseph Piris Gaimundi, hijo de mi prima Lola, y continuamos tal cual.

Quejas hubo muchas, "l'avi Xec, amb sa pipa a mos" se lamentaba de que en plena actuación de músicos y cantores se presente la autoridad competente pidiendo papeles, para ver si están en regla. Me recordó los que iban a cobrar derechos de autor antes de haberse finalizado una representación, bien fuera en el teatro, o en plena calle. Menuda cuadrilla de vividores. Y luego se dice que España va mal. ¿Qué quieren? Entre unos y otros hemos hecho lo posible para hundir la Isla al estilo Titanic.

Y los abogados tampoco se salvaron, si bien llevan razón en que no es justo que se lleven los juzgados a Palma, tampoco hay derecho en los precios que manejan algunos, una vergüenza que por llevar un papel, "que fa ganes de riure", desde un despacho de abogado al juzgado se cobraran cien mil de las antiguas pesetas en el año 2000. Si mal no recuerdo, al transportista se le dio el nombre de procurador.

Al que se alabó y mucho fue a Manuel Yebra, "molt bé, Manolo", al igual que al equipo de enfermeras de Dalt Sant Joan, al que "madona" ha tenido la oportunidad de tratar estas semanas pasadas, sin olvidarme de las que atienden en ventanilla. Gracias. A la doctora Concha Moll Gornés y su enfermera Águeda Cardona, siempre tan humanas, que es lo que más se agradece, la humanidad, remedio que no se encuentra en ninguno de los estantes de las farmacias.

La noche continuaba y con ella mil temas más, quedando todo ello reflejado, sorprendiéndonos al abrir el correo con una retahíla de cosas, entre ellas, la más sorprendente de una amiga de Praxèdies, que debió confundirnos con doña Montserrat Fortuny, de Radio Miramar, escribiendo lo siguiente, que copio textualmente:

Apreciada Praxèdies: El 22 de junio pasado en la revista "Mujer Hoy" que tan amablemente nos obsequia el diario "Menorca", Isabel Menéndez, escritora, y psicóloga tocó un tema al que tituló "La quiero tanto que podría estar sin ella", abordando un tema del que muchas mujeres a lo largo de su vida se han visto afectadas por esta clase de individuos que deberían ser lanzados a la hoguera exterminándolos de una vez por todas. Producido por varones, no señores, y mucho menos caballeros, cargados de ego, que solo se quieren a ellos mismos, que lo único que buscan es relacionarse por teléfono dando la murga constantemente y colgando con tan solo escuchar el clásico… "diga". A veces respiran, otras ni eso, entreteniendo y dando malestar largo rato y colgando después de hacer sufrir. En una palabra un maltratador. Mantener idealizado un amor a distancia es algo muy corriente, si a eso le añadimos lo apasionante de la imposibilidad de realizar ese deseo, como excusa los hijos y los matrimonios de ambos, la relación clandestina se convierte en algo muy excitante. Estos individuos pretenden tenerlo todo. Su familia y también a ella, la otra, haciéndoles sentirse deseados. Vamos, un cobarde de tomo y lomo, jugando a imaginarse lo que no existe, sabedor que se quedaría en el terreno de la fantasía y que nunca pasaría al plano real, solo un juego excitante para alguien que en su carné de identidad, debería ir reflejado, "soy un don nadie".

Atención lectoras de este espacio, cuidadín con los in sinuosos, de mirada lánguida, que callan y no dicen nada, tan solo de vez en cuando dan alguna señal. A las mujeres nos agradan los que vienen de frente, a los que se les ve venir, los que saben hablar y se les puede contestar con un si o con un no, pero telefonazos, respiraciones y esta clase de bobadas, no. Una vez más a Isabel Menéndez, darle las gracias.

Primera cuestión aclarada, vamos a por la segunda:

Fallidos los vaticinios de D. Juan Ramis y Ramis, los tres cantos que publicó en sus poemas de "La Alonsiada" en aquel lejano 1808 sobre el puerto de Mahón, no han llegado a hacerse realidad. Nada tan lejos las profecías de un aparecido y venerable ermitaño del que se nos cuenta que reveló al soñoliento Alfonso III de Aragón, después de completada la conquista de Menorca en 1287 diciéndole: "…el puerto de Mahón se hará famoso, muy frecuentado y concurrido, y las escuadras de uno y otro mundo vendrán a guarecerse de su abrigo. Se elevara el Real Lazareto, donde se expurguen los navíos que vengan de parajes apestados, o con sospechas de si lo han sido…

…Fabricáranse en él naves de guerra para el aumento del real servicio, con otras destinadas al comercio que se trabajarán en varios sitios. Por aquel entonces los mahoneses habían sido testigos presenciales del movimiento del arsenal, botándose multitud de fragatas y buques de los que se les denominaba menores, engrosando la marina de guerra de aquella España.

No tan solo se enriquecía el arsenal del puerto mahonés, también eran beneficiados los astilleros particulares que eran muchos, dedicados a la construcción de elegantes cascos que serían destinados al comercio".

Se podría escribir tanto de aquel puerto Mahón y su Lazareto, el único en España, por un tiempo, fuimos los primeros, dando trabajo a cuantos querían trabajar, el movimiento en Baixamar era constante, se escriba en castellano, catalán, inglés, francés, holandés o chino, a fin de cuentas cuanto se diga de él siempre sonará bonito. Al igual que aquel hijo que habla de su madre, sea en la lengua que fuere, su nombre siempre es bello.

Y ahí es donde me duele, el ser tan repetitiva pero voy a serlo de nuevo, los inexpertos sucesores de aquel Carlos III y con el sus inhábiles ministros como alguien escribió en las páginas de la historia de España.

Pido a Dios todopoderoso que no llegue el día del juicio final, espero por un tiempo, de lo contrario se iban a morir de nuevo Ramis y Ramis y junto a el cantidad de hombres gloriosos de nuestra isla, si llegaran a ver como se encuentra el Arsenal, sería tan vergonzoso, se está derrumbando. Aquel famoso reloj de la basa naval, "fa aigo", el mismo que todos los días era consultado por muchos mahoneses que iban hasta las mirandas para ver la hora, asombrando a jóvenes al comprobar hombres mayores que sin precisar de gafas veían donde se encontraban las manecillas. Pues sí señores míos, alguien lo desgració. "Un disbarat com unes cases" , algo inexplicable, desgraciándolo por los siglos de los siglos, amén. Soldando uno de los cristales del lateral con cemento.

En esta tarde de sábado gris y lluvioso, mojando los melocotones, los "xinos" y las peras de san Juan, llegaron los hijos del aparcero para quitar las malas hierbas, sulfatando y dándole azufre a los viñedos, dejando la tierra arreglada para aprovechar mejor la lluvia de agosto. Mientras tanto "l'amo" y Nina arreglaron el gallinero, intentando que las enredaderas den una buena sombra, desinfectándolo con zotal. Limpiaron las conejeras y apuntaron varios encargos para las fiestas de Sant Lluís. De siempre fue costumbre preparar varias cazuelas de barro de conejo con salsa de tomate. Algo que a nosotras nos vendrá muy bien y al monedero también. Al finalizar tantos trabajos, les obsequiamos con una merienda de pan elaborado por Agadet, la cocinera más importante del termino de Trepucó. Mientras unos lo acompañaban con queso, otros lo hicieron con sobrasada, una coca de albaricoque y otra de cerezas, las últimas que hemos cogido en el huerto.
margarita.caules@gmail.com