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Con la llegada del verano al naturalista, al fotógrafo de fauna salvaje, al viajero se le aparecen cómo un sarpullido en la cara, las imágenes larvadas de los animales que Doñana custodia, como el mejor y más grande Parque Natural de España. Y allí que nos hemos vuelto a ir un año más.
Será porque ha llovido mucho durante el invierno y la primavera, o será por esos caprichos de la naturaleza, pero de los años que llevo visitando el gran Parque Nacional, puedo afirmar que nunca vi tanto jabalí, especialmente rayones y bermejos. Una mañana tuve la rara oportunidad de fotografiar la secuencia completa del enfrentamiento de una gran jabalina que llevaba un solo rayón con un viejo macho, uno de esos "cascarrabias" del monte, que se enfrentaría al lucero del alba si éste se le cruzara por el camino.

La preciosa laguna de El Rocío, tenía muchos flamencos, espátulas, archibebes (tringa tatamus) y agujas colinegras (limosa limosa). Con todo y con eso, el ornitólogo, en su afán por fotografiar aves difíciles de localizar, llevaba muchos años esperando tener ante su teleobjetivo, a un precioso y amarillo macho de oropéndola (oriolus oriolus). La baja densidad de la especie, su demografía, su timidez y su esquivez, hacen que sea un pájaro escasamente fotografiado. En Menorca, según la obra de José Moll Casasnovas "Las Aves de Menorca" pág. 126, nos dice: "especie muy rara y de paso accidental". Los dos únicos ejemplares que he podido observar –dice Casasnovas- fueron cazados uno en el predio Son Morell en 1.926 y el otro en 1.938 en el Canal d'Horts (Ciutadella)". Yo cacé por fin con mi cámara un soberbio macho en una escondida lagunita de Doñana donde esta preciosa ave fue a beber. Unos días antes en la misma laguna, tuve también la rara oportunidad de tener ante mi objetivo durante largo rato una preciosa cigüeña negra (ziconia nigra), que aparte de su colorido por completo diferente a la cigüeña común, la forma de buscar la comida en las aguas someras es muy distinta. La común como hace las garzas "apuñala" a sus presas, la negra actúa como las espátulas, metiendo el pico en el agua y "barriendo" de un lado a otra continuamente los fangos del fondo.

En estos viajes es casi seguro que surja la pequeña anécdota, como a mí me pasó cuando se me inflamó un pie que se me puso como una morcilla, y me dolía tanto, que tuve que acercarme a un ambulatorio de Huelva, sospechando que me hubiera podido picar algún bicho en uno de esos apretones de la botánica palustre al borde de una laguna, mientras observaba como disfrutan del fango las piaras de jabalines. Le di en la recepción del ambulatorio a la señorita que me atendió mi DNI y mi tarjeta sanitaria, y, después de unos minutos y de algunas llamadas telefónicas, me dijo: tiene usted un problema. Y por raro que parezca, el problema era que en Sevilla había una señora que tenía el mismo número de mi DNI "¡no foti!" Le dije. Ahora mismo fíjese usted que comprendo yo a la infanta. A la señorita le dio un ataque de risa. No se me apure, que están ya averiguando. Casi media hora más tarde, convinieron que el número duplicado, era debido a un error informático en la sanidad andaluza y que lo tenía la señora sevillana. Así que a mí me recetaron una inyección y unas pastillas y la hinchazón se me bajó en un par de días. Continuará...