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celebrado durante este fin de semana, incidió en la necesidad de proteger la unidad de la nación. Subrayó que es mucho más lo que nos une que aquello que nos separa.

La crisis económica ha motivado que asuntos que en plena bonanza apenas se cuestionaban, hoy son objeto de un encendido debate. La cuestión autonómica, y, específicamente, el reparto de la riqueza entre las regiones de España, adquiere hoy un enorme protagonismo. Las autonomías más favorecidas -no solo las que disfrutan de concierto económico- se limitan a defender un modelo que parecía haber funcionado hasta ahora. Pero las que aportan más de lo que reciben, entre las que se encuentra Baleares -doblemente perjudicada, porque además soporta los sobrecostes de la insularidad- observan con inquietud como se generalizan recortes y sacrificios, cuando los ingresos generados serían suficientes con otro reparto.

El difícil equilibrio de una nación formada por varias sensibilidades se ve amenazado por la crisis. Es el momento del diálogo para cambiar el modelo.