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En 1929 un menorquín de 22 años, Pedro Montañés Villalonga, animoso y emprendedor, viajó a Francia. Entonces era el responsable de la maquinaria de la fábrica Codina, de zapatillas de goma. Descubrir la elaboración industrial del queso en porciones era el objetivo de la visita de aquel joven de Alaior.

Al año siguiente, Montañés propuso a La vache qui rit producir sus porciones con queso de Menorca, pero la oferta fue declinada. En 1992, cuando Industrial Quesera Menorquina controlaba desde el Polígono de Maó el sector del queso fundido en España, con una cuota de mercado superior al 70 por ciento, fue La vache qui rit que se interesó por El Caserío.

En 1980, Pedro Montañés tras consolidar la fábrica menorquina desde el eslogan De El Caserío me fío, puso la empresa en manos de su hijo, quien, tras rechazar numerosas, incluida la presentada por La vache qui rit, vendió -con condiciones- la planta industrial a Krat Foods.

Pedro Montañés, que fue concejal de Maó desde 1958 a 1964, será proclamado hijo ilustre de Maó en las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia de este año y su retrato se incorporará a la Galería de Menorquines Ilustres. La alcaldesa Águeda Reynés anunció por sorpresa, el 1 de septiembre pasado, en el transcurso del acto institucional de reconocimiento a la enfermera Ignacia Carerras, la decisión del equipo de gobierno de conceder esta distinción municipal al 'padre de los quesitos' en España.

Simón Gornés ha sido el juez instructor y Francisco Tutzó el investigador de un expediente con poco secreto y una gran trayectoria empresarial e industrial. Pedro Montañés, hombre prudente y discreto, tuvo la visión y la iniciativa para acertar en la transformación de las piezas fogasses del queso menorquín en otro producto. Acierta Maó al nombrarlo hijo ilustre.