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El nuevo Plan General de Ciutadella se ha presentado con propuestas como el crecimiento residencial cero en los próximos 20 años, limitar la oferta de bares y locales de ocio en el centro y la regeneración urbana y mejora de los espacios públicos. Un planteamiento este último directamente relacionado con la llamada 'pacificación' del tráfico rodado y el traslado de los aparcamientos al exterior, a zonas fuera del casco histórico y comercial. A la vez, el plan sobre el que ahora comienza un proceso de debate y participación -es susceptible de modificarse e incluir diferentes puntos de vista-, se plantea también como objetivo la reactivación económica.

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La medida que más opiniones encontradas ha generado de momento es la de reservar el aparcamiento en el centro, desde la rotonda de entrada a la ciudad y hasta las calles del casco antiguo, a los residentes y trabajadores en la zona. Ya se sabe que en cuestiones como la peatonalización nunca se va a contentar a todos, y la toma de decisiones tiene que ser valiente si se quiere avanzar en este sentido. Ninguna ciudad puede prescindir de un remanso de paz para sus peatones, para el paseo y el disfrute libre de vehículos que especialmente en verano, dan vueltas y más vueltas a la búsqueda de una plaza de aparcamiento difícil cuando no imposible de encontrar. Pero también es verdad que todos nos movemos en coche y que tendemos a intentar aparcarlo lo más cerca posible de nuestro destino. A priori la medida que plantea esta propuesta inicial del Plan de Ciutadella parece demasiado excluyente y poco beneficiosa para los que tienen negocios en el centro; hoteles, bares, restaurantes o comercios. Además de crear zonas de parking en las entradas a la ciudad, podría retomarse la idea de dotarla de algún aparcamiento subterráneo que permitiera compaginar más zonas peatonales con el acceso al centro.