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En el imposible debate de investidura de Pedro Sánchez, un vitriólico e impetuoso Pablo Iglesias advirtió ayer al candidato socialista que tampoco cabe Balears dentro del proyecto que ha firmado con Ciudadanos.

La portavoz de Podemos en el Parlament balear, Laura Camargo, no dejó pasar esta referencia para subrayar que «es la primera vez que Balears sale en un discurso de investidura». Iglesias había afirmado que un partido como el de Albert Rivera no sirve para resolver los problemas que afectan a comunidades como Balears y otras autonomías con necesidades específicas.

En una palabra, la discrepancia política en torno al debate de investidura -aún sin resolver- ya se ha trasladado a Balears.

Podemos, que disputa, peu a retxa, el mismo espacio que PSOE y Més, pide a la presidenta del Govern -también secretaria general del PSIB-PSOE-, Francina Armengol, que «salve al PSOE del abrazo del oso que le quiere dar el proyecto centralista que representa Ciudadanos».

Armengol se revolvió en su escaño para anunciar que «luchará contra quien esté al frente del Gobierno de España» por los acuerdos suscritos al inicio de la legislatura por PSIB-PSOE, los dos Més y Podemos. El problema es que ni Armengol ni nadie saben quién será el próximo presidente del Gobierno. Y en cualquier caso, no se trata de ir en contra, sino de alcanzar acuerdos, máxime cuando el Parlament acordó ayer por unanimidad instar al Gobierno central y al balear a aprobar un nuevo Régimen Especial de Balears. Transporte aéreo, tarifa plana en los vuelos interinsulares, compensación para los sobrecostes de la insularidad, traspaso de la gestión de los puertos del Estado, mejor financiación, más inversiones... ¿Qué día y quién escuchará todas estas reclamaciones de Balears en Madrid? ¿Qué papel desempeñarán Ciudadanos y Podemos?