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El señor ministro Álvaro Nadal decía hace unos días atrás, cuando la factura de la luz era más rápida en subir el precio que la velocidad de la luz, que esta situación supondría unos 100 euros más al año de media por familia. El señor Rajoy, creo que fue el 26 de enero, autorizó las palabras del ministro repitiendo lo de los 100 euros.

Señores del Gobierno, ¿por qué no se les ha ocurrido decirle a la ciudadanía la subida de las pensiones que será de 0,25%?, de manera que una pensión (no la voy a poner baja) pongo por caso que no está del todo mal, 1.632 euros, se habrá revalorizado 4,08, lo que durante el año 2017 supondrá a ese pensionista un incremento de unos 56,96 euros, que restados a los 100 de la subida de la luz, el importe de la pensión que habrán tenido los pensionistas perderá, solo por ese concepto, 44 euros. No les digo nada si utilizamos el ejemplo de pensiones miserables cómo van a quedar esos pensionistas.

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Veamos una segunda situación. Hace solo unos días los calabacines estaban a 1,25 el kilo., cuando empezó a remitir el episodio de nieves, hielos, viento y agua que hemos sufrido, en la misma tienda los calabacines estaban a 5 euros y en otras tiendas a 6. Las berenjenas de 1,75 a 3,05; el pimiento de 1 a 2 euros. De manera que si una familia compra un kilo de calabacines a la semana debe saber que se ha gastado unos 12 euros más que hace unos días por el mismo producto, y que la pensión en ese mismo período le ha subido 0,25%. Por tanto, no es sólo la luz la que fluctúa en las precarias prestaciones y aunque sólo fuera por eso, no sería poca cosa. Por esto a la ciudadanía que cobra una pensión, le sobra la razón para pedir estar bien y puntualmente informado en qué se invierte cada euro que gestiona, por no querer decir derrocha, el sistema político y no tener que escuchar ese mezquino razonamiento de venir a decir por boca del ministro que «aquí la corrupción queda políticamente sustanciada en las elecciones».

Si el monto de la corrupción se hubiera podido emplear en pagar pensiones no tendríamos ahora las reservas de ese capítulo bajo mínimos. Lo malo es que las leyes contra la corrupción no se corresponden con la voluntad política que la ciudadanía reclama a los políticos que ha elegido para que gestionen entre otras cosas, cosas como esas.

Lo de la luz ha sido un corto circuito entre el abonado y la compañía que le suministra la energía porque si quedaba algo de empatía, los gestores de las empresas eléctricas la han pulverizado con esas subidas y no digamos de esos pobres dejados de la mano que son los desheredados del bienestar social, donde para calentarse en un invierno como el que estamos pasando de crudo es tanta su pobreza energética que tienen que decidir si sufrir esas carencias por no tener más que dos posibilidades donde elegir: o calentarse o pasar hambre. Y en cuanto a eso de pasar hambre, léase una alimentación de pura subsistencia. Resultaría una ofensa hablarles de gastronomía porque comer para vivir no es ni parecido a vivir para comer. Una cosa es comer y además comer bien cuando se tiene hambre, y otra muy distinta es comer y comer mal cuando se tiene comida y encima viendo como a tu familia se le termina antes la comida que el hambre. En este país nuestro ya no son pocas las familias que sobreviven así.