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Se ha dado la paradoja de que aquello que se pensó para uniros, ha acabado por separaros. Como quienes crearon las T.I.C. probablemente no eran idiotas, puede deducirse fácilmente que las intenciones eran otras…

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Cafetería. Un ventanal. En el interior, únicamente luciérnagas: pantallas de móviles, ordenadores… ELLA, sentada en una mesa, tecleando con pasión sobre su portátil. ÉL, remitiendo whatsapps

I

ÉL: Debería ir… Llevo un año sin verla… ELLA: Mándale un whatsappÉL: ¿Bromeas? ¿A mi madre? No tiene ni idea… ELLA (observando la pantalla de su Samsung): Ya no hace falta… Lo acabo de leer… Ayer… No te mencionan… Ni a ti, ni a mí… Primos, una tal Ángela y lo de siempre… Se ruega una oración, etcétera, etcétera…

II

ELLA (observando la calle tras el ventanal): ¿Has oído eso? ÉL (con su Iphone): ¿El qué? ELLA: Ha ocurrido algo… ÉL: ¿El qué? ELLA: En la calle… Un atentado, tal vez… Puede que un accidente… ¿No oyes los gritos? ÉL (arañando teclas): No… Espera… Buscaré… No ha ocurrido nada… ELLA: No seas tozudo… ¿No escuchas el griterío, las sirenas, los llantos, las súplicas, los sollozos, los ruegos, las voces? ÉL (sajando páginas en Internet): No aparece nada… No han colgado nada… No ha ocurrido nada…ELLA: ¿No escuchas a los niños, a los que…? ÉL (tras darle nuevamente al Intro): Ahora sí. Acaba de ocurrir… ¿No te das cuenta? Ibas desencaminada. No había ocurrido nada. Ahora sí… Ahora sí… Sollozos, llantos, súplicas. Justo a doscientos metros… Solo a doscientos metros…

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III

ÉL: Te acabo de enviar unos whatssaps con algunos fotos… ELLA: ¿Sobre? ÉL: Una fotografía de la naranjada que me estoy tomando… ELLA: Yo, mis uñas pintadas… ÉL: Una instantánea de mi cucharilla, del sobre del azúcar…ELLA: La peca de mi face

IV

ELLA: ¿Es ésta tu mesa? ÉL: Sí… ELLA: ¿Llevas mucho aquí? ÉL: Una hora… ELLA (angustiada): ¿Tu ordenador? ÉL Sí… Luego me paso por casa… Pero tardaré un poco, todavía… Estoy esperando a alguien… ELLA: ¿Es esta tu mesa? ÉL (sorprendido ante su insistencia): Sí… ELLA: ¿Llevas mucho aquí? ÉL: Una hora… ELLA: ¿Tu ordenador? ÉL: Sí… Luego me paso por casa. Pero tardaré un poco, todavía… Díselo a tu madre… Una hora… Solo una hora… ELLA: Tardarás menos de una hora. En volver a casa…Siempre tardo menos de una hora… ÉL: ¿Tardas menos de una hora? ELLA: La foto que viste en Internet está trucada… Es fácil… Ten en cuenta que soy una menor… Soy yo… Me esperabas…

V

ÉL (sentado junto a ELLA, con una tablet): ¿Por dónde andas? ELLA (en la misma mesa, con su ordenador): Por Córcega… ÉL: Siempre quisimos ir a Córcega… ELLA: Estoy en Córcega… ÉL (acariciándose el brazo izquierdo): No pensaba decírtelo… ELLA: ¿El qué? ÉL: Desde hace unos días me encuentro mal… Puede que sea fruto de mi hipocondría. Pero los síntomas son los típicos… He navegado por algunas páginas… No pueden ser coincidencias… ELLA: Estoy en Córcega…ÉL: Estás en Córcega… ELLA: Estoy harta de tus manías… ÉL: Esta vez va en serio… Lo presiento…ELLA: Siempre iba en serio… Siempre va en serio… Siempre irá en serio… ÉL: Te lo aseguro… ÉL comienza a dar síntomas de fatiga. Se levanta de la silla e intenta llegar al ventanal. Se desabrocha algunos botones de la camisa. Disnea… Cae fulminado sobre el suelo. ELLA lo observa. Se iza. Se lo mira. Se dirige a la tablet de ÉL y la apaga. Se sienta nuevamente a la mesa y reemprende su viaje por Córcega…

VI

ÉL corre por la calle en dirección al ventanal con el que finalmente se embiste. Su rostro y sus manos aparecen ensangrentados. Pide auxilio sordo de sonido que no puede violar la solidez del cristal. Lentamente se va deslizando, aferrado al vidrio, dibujando un regular camino de sangre… ELLA deja, por un momento, de teclear en su ordenador. Se lo mira. Inexpresiva, regresa a la pantalla. La luz de la cafetería va disminuyendo de manera inversamente proporcional a la fortaleza de esa otra luz, la de la calle: solo las luciérnagas sobreviven en el interior. ÉL ahoga su último socorro gestual mientras se oyen en el local infinidad de hirientes politonos…