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Que seis entidades, entre ellas el Institut Menorquí d'Estudis, pidan que se revise ahora la obra del puente ya construido de Rafal Rubí en la carretera general no deja de ser sorprendente. Como afecta la reforma al yacimiento ya fue objeto de un informe de Patrimonio que resultó favorable al proyecto. ¿Por qué ahora es necesario replantearlo? Quizás el Consell ha recibido el consejo técnico de que sería conveniente eliminar este puente para no tener problemas en la candidatura de Menorca Talayótica como Patrimonio de la Humanidad. Que la petición provenga de seis entidades solventes es una forma de facilitar una medida, la demolición del puente, sin duda polémica, por su coste económico y por el retraso en las obras de reforma de la carretera, que siguen ofreciendo una imagen lamentable para muchos visitantes, durante demasiado tiempo. La protección del paisaje también se consigue reduciendo la duración del impacto de las obras.

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Si los trabajos de la «general» no afectan directamente al yacimiento y solo es una cuestión de paisaje, parece que la reforma, la naveta y la declaración de patrimonio deberían ser compatibles, como lo son en otros puntos de la geografía insular. De hecho, que el propietario de la finca tuviera previsto habilitar un aparcamiento para facilitar la visita al yacimiento de Rafal Rubí es una iniciativa positiva para la Menorca Talayótica. Que los conductores al pasar por esta zona puedan percibir la belleza del paisaje talayótico también es algo positivo, un excelente escaparate para despertar interés para lo que queremos conservar y dar valor.

Otra cosa es que el objetivo principal no sea la naveta sino el puente, su demolición, después del de La Argentina, porque quizás toda la campaña en contra de las rotondas soterradas, que consiguió una enorme implicación social, necesita alguna victoria más y algún puente menos.