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El termino ya me fastidia. Que estos cinco depravados, energúmenos se nombren como «la manada» me molesta mucho. Es un calificativo atribuible al mundo animal, generalmente a animales de cuatro patas que caminan juntos: los borregos, los elefantes, los lobos... Esta formación en el reino animal tiene un sentido, el de apoyarse como especie, el de caminar juntos trayectos largos para protegerse, de compañerismo, de supervivencia. Nada en absoluto de lo que representa esta gentuza. Tras la sentencia una amiga puso un mensaje de estos de copia y pega en el grupo de whatsapp, con la indignación absoluta por el caso de la chica violada en las fiestas de San Fermín (Pamplona). Yo también me siento indignada por la sentencia y convencida de la importancia de educar a mis hijos. Pensando en el ejercicio de una profesión, si el día de mañana elijen ser jueces que no se queden en la absolución en un caso así tan evidente. Y como personas, a mi hijo que respete siempre a la mujer por el hecho de ser persona, y a mi hija la enseñaré que debe de ser inteligente y fuerte en un mundo donde el mal existe. Me alivió ver una sociedad despierta y luchadora, hombres y mujeres, ante las injusticias.

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Me pareció muy acertado titulares como el del periodista Carles Francino que se preguntaba «con cinco tíos, hechos y derechos, en el rellano de una escalera... ¿qué más falta para intimidar?».

Me pregunto qué falla en esta historia antes de la sentencia, antes de la violación. Me pregunto qué crianza, qué educación y qué amistades a lo largo de su vida han tenido estos perturbados. Porque si has tenido unos padres que se han implicado en la crianza, en la educación de estos niños. Si han hablado y expresado sus sentimientos padres-hijos. Si han vivido experiencias que les han unido y fortalecido. Si han estudiado y han nutrido sus neuronas. Y si sus amistades les han aportado, sumado, enriquecido, no es comprensible que hayan hecho esta barbaridad. ¡Ahora! si ha fallado los cimientos y la estructura para hacer a una persona, el hecho de no tener valores ni criterios, ya tienes el escenario perfecto. Y si a lo descrito le añades factores externos que animan a sacar lo más vil, fiesta multitudinaria donde prevalece el alcohol pues ya no hay más que contar. Me gustaría saber como madre y como periodista quiénes son los padres de estos individuos. Me gustaría conversar con ellos, qué les parece lo que han hecho. Y qué pudieron hacer para remediar esto, cuando tenían el poder de ser sus guías en la crianza y educación. ¿Fueron unos padres presentes en sus vidas? Porque si rebobinan y la analizan y reflexionan honradamente, quizás solo quizás la historia presente hubiera cambiado. Unos chicos que se llaman La Manada para ayudar a que no haya violaciones en las fiestas de San Fermín.