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Con la política no se pueden atar cabos, cuando menos falta hace puede aparecer un personaje con poder para zarandear la economía global y poner de los nervios a quiénes tienen por oficio hacer futurismo con el bienestar ajeno. Donald Trump abrió la boca y subió el precio del pan… bueno lo que subió fue el barril de crudo al doble de lo que estaba; cuando la energía fósil sube (está ya a 80 dólares el barril) a ese rebufo sube hasta el agua. Fíjense lo contagioso y lo absurdo que es el pánico. Puede parecer infantil, pero no, no, no es infantil, es más bien sesudamente egoísta y eso lo hace increíblemente peligroso.

Donald Trump tomó hace unos días la decisión unilateral de abandonar el acuerdo con Irán sobre el armamento nuclear. Fue como acercar una cerilla al bidón de la gasolina económica. Los mercados reaccionaron como alma que lleva el diablo ante la posibilidad de la caída del crudo iraní. Para quien quiera saberlo, sobre la cantidad de crudo que produce este país respecto del conjunto de productores mundiales, diré que es extraño que el mercado se inquiete porque la producción de petróleo iraní no debería de ninguna manera hacer participar de un pánico gratuito al resto de los países, ya que sólo produce dos millones de barriles diarios, en términos conceptuales un 4% de la producción mundial. Sin embargo el pánico es como una olla de leche puesta sobre el fuego, que a veces ni siquiera vigilándola evitaremos que se derrame.

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ALGUNOS DE LOS ANALISTAS tienen como mejor industria para llevar a sus buchacas buenos fajos de euros, asesorar a los presidentes de gobierno. En este caso ya les tienen dicho que con un crudo que ha subido en cuatro días al doble de lo que estaba, lo dicho en enero pasado económicamente hablando, será imposible de cumplir y que no queda otra que reajustar. Políticamente, tienen un escudo en el que protegerse y un culpable si son capaces de señalarle, aunque pocos se atreverán a nombrar a Donald Trump, porque con Estados Unidos hay que estar siempre tocando palmas por más que la economía mundial, sobre todo la europea tenga que recoger velas. Pero ya digo, con América y su gobierno hay que estar a buenas.

CUESTA CREERSE que basta lo que decida un solo hombre para que se oigan crujir las cuadernas de la nave económica mundial.

Lo malo es que una vez que el crudo ha subido, volver a los niveles que estaba suele ser difícil, y como poco muy lento. Ya se habrán dado cuenta de que no hay nada que dé más miedo al dinero que el miedo. El miedo es un principio virtual. Les pongo un ejemplo: en una aglomeración de gente a alguien se le escapa un gas, algunos creyendo que ha sido un disparo correrán presas de miedo, formándose una verdadera estampida que al final puede acabar con algunas decenas de muertos, y perdón por lo escatológico, pero estamos hablando de un simple pedo.