TW

La sociedad actual está dividida, fragmentada, sin rumbo. Una sociedad que vaga en el desierto, llena de desigualdades, con retos enormes que ya son globales y maravillas inimaginables hasta hace poco, pero solo al alcance de unos cuantos. Un hervidero de voces diversas e inconexas entre sí, que hacen más ruido que otra cosa.

Noticias relacionadas

Madeleine Albright, la que fuera Secretaria de Estado de los Estados Unidos, hace esta reflexión en una entrevista en el diario «El Mundo»: «Lo malo es que la tecnología y las redes sociales han desagregado las voces. La gente vive en su propia cámara de eco, y solo oye lo que quiere oír». Ha escrito un libro titulado: «Fascismo. Una advertencia». Ella, que nació en Checoslovaquia hace 81 años, perdió a muchos de sus familiares en los campos de concentración nazis. Hoy nos avisa desde su posición privilegiada de observadora y conviene escuchar la voz de la experiencia. El mayor peligro de estos totalitarismos que vuelven no es la gente mala ni la violencia que usan cuando les conviene. Es la masa ignorante, resentida e indiferente que les sigue el juego. El pensamiento se vuelve cada vez más simple porque no busca el contraste ni es humilde. Soltamos tonterías sin rubor, solo para adeptos a la causa.

Si se fijan en lo que abunda en nuestro entorno, donde muchos pretenden asaltar el poder sin respetar las leyes ni las garantías democráticas tan arduamente conseguidas, verán que estamos rodeados.