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La política es estrategia. Por eso, los políticos cuando no saben qué hacer con un tema encargan un informe y si quieren alargar el asunto crean una comisión y si la intención ya es ocuparse y trascender elaboran un plan, para que los que vienen detrás tengan la oportunidad de modificarlo. Es la rueda que no mueve molino.

Además todas estas estrategias se demuestra que son contrarias a la transparencia de la que presumen porque es de lo que carecen. Varios ejemplos: el plan de contingencia que debía evitar el gran apagón sigue siendo un documento virtual, nadie lo ha exhibido, ¿acaso solo se acordó de palabra?; el protocolo de transferencia del servicio de avión ambulancia acordado entre el Govern y la nueva adjudicataria Eliance no se ha dado a conocer; y el famoso informe sobre el puente de Rafal Rubí en la carretera general sigue bajo llave y merece un comentario aparte.

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Este informe debe determinar el coste de la demolición de la estructura de este puente y valorar la construcción de una rotonda en superficie. El Consell lo tiene desde el 13 de noviembre. Llegó con un mes de retraso sobre la fecha comprometida. Y el mismo equipo de gobierno se dio una semana para valorarlo y anunciar la decisión final. Todos los plazos se superan y ese informe público sigue siendo confidencial.

Entiendo que un informe ayuda a tomar decisiones y que el equipo de gobierno necesita unos días para «interpretarlo» pero no puede secuestrar la información como si fuera propiedad privada. Llega un momento en que lo público es lo publicado, si realmente se practica la transparencia, que no es el caso.

Al final no queda otra opción que intentar interpretar las estrategias. Es este caso, parece que la decisión que han adoptado Més y PSOE es dejar aparcado el asunto, darle largas, porque ya no llegan a la demolición de los puentes antes de las elecciones. El que venga detrás que tanqui sa barrera.