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Debería ser al revés. En las reuniones para acordar los próximos gobiernos locales, en el Consell y en los ayuntamientos, se da prioridad al reparto del poder antes que al programa de gobierno. Parece que no existen discrepancias sobre el contenido y que lo importante es la forma, la estructura política de cada administración.

En las reuniones para el gobierno del Consell, es interesante que se incluya a Unidas Podemos, con la idea de reeditar el tripartito, cuando su voto no es imprescindible. Puede que le interese más al PSOE contar con UP, para que se sume a su plato de la balanza, que a Més, cuyo peso real no está solo en los resultados electorales sino en su fuerza de negociación.

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Sobre la mesa dos cuestiones importantes para marcar la línea ideológica del nuevo gobierno insular. Una: si Susana Mora es presidenta durante 4 años o se acepta la pretensión de Més de repartir el cargo con Maite Salord. Dos: qué partido asume la gestión de las consellerias fuertes, de las que depende turismo, la ordenación del territorio y la carretera más famosa del mundo.

Las discrepancias sobre el programa y la forma de gestionar existen. Lo saben los socios por la convivencia durante los últimos cuatro años, en que una de las cosas que mejor han hecho ha sido lavar la ropa sucia en casa. Será interesante comprobar qué es lo que se corrige y también quién pesa más en la línea ideológica del Consell.

Por otra parte, la propuesta de Coia Sugrañes sobre un pacto sobre seis puntos clave, vale la pena que sea explorada. La carretera, la promoción turística y el alquiler vacacional, el PTI, el agua y la simplificación administrativa, son cuestiones importantes y un acuerdo sobre ellas sería un gran logro. No es fácil, pero si esta propuesta prospera es que existe otro clima político radicalmente distinto del que llevamos tanto tiempo respirando. La sociedad lo agradecería, pero ¿están realmente los políticos menorquines por la labor?