TW
0

Pablo Iglesias es el autor de la frase «todos desean que se depuren responsabilidades y que caiga quien tenga que caer» por los casos de explotación sexual de menores tuleadas en Mallorca.

Un feo y preocupante asunto que ha acabado salpicando a Menorca, porque el gobierno del Consell ha tenido que admitir que hay menores tuteladas por la institución insular que aparecen en las investigaciones de la Policía por explotación sexual. El vicepresidente segundo del Gobierno de Pedro Sánchez y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 pasó ayer, en el Congreso de los Diputados, al ser interpelado por la diputada del PP Marga Prohens, del rotundo «caiga quien caiga» al «ustedes se descojonan en la Cámara».

Ni una palabra de apoyo a la comisión de investigación que han rechazado sistemáticamente los partidos de izquierda tanto en el Consell de Mallorca como en el Parlament. Una comisión que debía llegar al fondo de lo sucedido y depurar las responsabilidades por los 16 casos de explotación sexual de menores bajo la tutela del Institut Mallorquí d'Afers Socials, una institución con la que el Consell de Mallorca gestiona la protección de menores.

Porque las víctimas son los menores, que deben ser protegidos en todos los ámbitos. Menores cuya tutela ya no corresponde a los padres porque ha sido asumida por las administraciones. Si los progenitores fallan y son los consells insulares quienes, en ejercicio de la competencia de menores, ejercen la tutela, han de vigilar y actuar para que no sufran abusos sexuales. Pero, ¿quién controla a las instituciones que tienen asignada la tutela de estos menores? Hasta aquí habíamos llegado, cuando resonó el «caiga quien caiga» de Pablo Iglesias, que ayer quedó en nada. En el colmo de la desfachatez dirigió el tiro contra la Iglesia católica para ocultar que la mayoría de abusos se cometen en el entorno familiar, clubes deportivos y el ámbito docente.