TW

"Les va la vida", respondió la vicepresidenta primera del gobierno, Carmen Calvo, cuando la periodista le preguntó por qué era necesario acudir a la manifestación feminista del 8 de marzo, a pesar de las dudas que ya planteaba la amenaza del coronavirus.

Dieciocho días después de aquella respuesta que condensa la extrema irresponsabilidad del equipo de Pedro Sánchez al permitir y alentar las concentraciones en todo el país, especialmente la de Madrid donde está el mayor foco de infección, la vicepresidenta socialista permanece ingresada en una clínica privada de Madrid tras haber dado positivo en la covid-19.

Noticias relacionadas

Calvo mantuvo contacto directo con otros miembros del ejecutivo que han dado positivo, como la ministra de Igualdad, Irene Montero, la de Política Territorial, Carolina Darias, y la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, con quienes compartió la delantera de la manifestación feminista de la capital.

La caída de la vicepresidenta ejemplariza uno de los errores en la gestión de la crisis sanitaria que lleva a cabo el gobierno, sin que ninguno de sus integrantes todavía haya osado admitirlo.

La pandemia cayó a plomo. Ni los más expertos epidemiólogos habían previsto su alcance, pero había indicios suficientes para haber actuado con anterioridad y no menospreciar su desarrollo y consecuencias. Se dijo que no era más que una gripe y otros, al hilo de la manifestación en pro de la mujer, dijeron que el machismo mataba más que el coronavirus. En España, con más de 4.000 muertos las cifras son terribles, tanto como las de los sanitarios infectados, situación esta que cuestiona todavía más las decisiones tomadas por quien nos dirige. Cuando pase esta pesadilla deberá encontrar una respuesta apropiada que explique por qué somos el segundo país del planeta con mayor número de víctimas.