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5-VI-20 Viernes
Me duelen en el alma las imágenes que llegan de Norteamérica, ese policía impertérrito que mira al tendido mientras aprisiona el cuello de un ciudadano negro, actitud que difiere mucho de la que pude constatar hace poco más de un año en la mágica ciudad sureña de Nueva Orleans, en un viaje inolvidable a la cuna del jazz, en la que no solo la música sino también la amabilidad afloraba en todos los ambientes, incluida la policía. Ni siquiera fui detenido cuando le arreé dos espontáneos besos a una mujer keniana recepcionista del Hotel Bourbon (sí, en una esquina de Bourbon Street, la mítica calle del Preservation Hall, la legendaria sala del dixieland), monumental ella en sus proporciones y con un jardín de rastas en su cabeza, en agradecimiento a su ímproba y desinteresada labor de cambiarnos unos billetes de avión.

Me he ido por los cerros de Son Vilar y no me arrepiento porque durante unos minutos me ha parecido estar en el Café du Monde desayunando unos magníficos beignets, unos exquisitos buñuelos rebozados en azúcar de flor, o recorriendo la mayestática avenida St. Charles en el mítico tranvía rojo, o navegando por el Missisipi en el Natchez, barco de época con su noria incorporada… Y su orquesta de dixieland. En fin, toda esta melancólica digresión para resaltar que, al visitar una antigua plantación, Oak Aley (impresión evocadora de Austwich, matizada por el esplendor de la mansión de los dueños esclavistas), el respeto y el omnipresente homenaje al secular sufrimiento de los afroamericanos era más que notable, como si quisieran expiar tan horrendo pecado…

Ahora, con las imágenes de Minneápolis, vuelvo a la lacerante realidad de un país tremendamente dividido y crispado, gobernado no por un pirado con fecha de caducidad, no nos engañemos, sino por un avispado representante de la Alt Right («derecha alternativa»), la facción más extremista del histórico partido de Abraham Lincoln que, en cuanto ha accedido al poder, ha actuado tal cual sienten y desean sus militantes más asilvestrados: leña al mono, es decir, al negro, al rojo, a los intelectuales, a las feministas, a la verdad, a los compromisos internacionales, y tutti quanti… ¿Podremos volver algún día a una Norteamérica normalizada?

7-VI-20 Domingo
Auténtico gozo literario el que me suscita la lectura de la autobiografía de Woody Allen («A propósito de nada» Alianza Editorial, 2020), en la que la sonrisa está garantizada desde el primer párrafo y solo se agazapa sin desaparecer cuando explica su versión (avalada por dos jueces y por el sentido común) del affaire con Mía Farrow, con quien se despacha a gusto entre película y película. Un libro impecablemente escrito, imprescindible para allenófilos, cinéfilos y, en general, amantes del humor inteligente.

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9-VI-20 Martes
Resaltaba la semana anterior que estamos ante un desafío sanitario no resuelto sino solo controlado, una crisis económica también mundial, una crisis de convivencia con creciente crispación / polarización, caldo de cultivo perfecto, decía para una eclosión populista. Pues bien, solo faltaba la crisis institucional para configurar la tormenta perfecta y ahí tenemos la imputación del Rey emérito por sus presuntos chanchullos económicos…¡Socorro!

10-VI-20 Miércoles
Por fin llega el cuarenta de Mayo, fecha en la que tradicionalmente doy por inaugurado el verano y que por tanto me autoriza a sacar el bañador del cajón («traje de baño» decimos nosotros pomposamente) y a mojarme los pies. No creo que lo haga en Binibeca como otras veces, por respeto a la figura de Emili de Balanzó, integrada indeleblemente y por los siglos de los siglos en la pétrea imagen de «Los Bucaneros». Sin él, sin la mesa que ocupaba con Carmen, repleta de libros y periódicos, nada puede ser lo mismo en la emblemática cala de Sant Lluís.

11-VI-20 Jueves
Según un trabajo publicado hace un par de días en la prestigiosa revista «Nature» con datos de 11 países europeos, las medidas de confinamiento social adoptadas durante la pandemia de covid-19, han evitado más de tres millones de muertes. Solo en España se habrían salvado 450.000 vidas, señala el estudio liderado por el Imperial College de Londres, con apoyo de la OMS…

Con la constatación de que el sacrificio ha valido la pena, la preocupación por el excesivo relajamiento que se percibe en la calle, y fatigado de tanto chapotear en el barro del diálogo imposible, el dietario se toma unas vacaciones en busca de agua clara donde zambullirme y tertuliar con los peces, hasta que el ullastre me llame al orden.

Bon i desconfinat estiu.