Algunos y algunas de los que se ganan las sopas trabajando el difícil oficio de político, no son ni serán nunca políticos/as. A lo más llegará cómo ya se ha dicho en sede parlamentaria a ejercer de ‘cacatúas’. Lo suyo, es convertir la confrontación, el debate político en un mísero lodazal, sin respeto hacia los que no piensan como ellos, como si ese fuera el elixir que les redime de la orfandad por donde hacen transitar su torpe paso por la política. Un político/a que se merezca el sueldo que se le paga no es el que va a ver quién la dice más gorda, y menos aún la cobarde acción de quién escondido en el campo de batalla acusa sin aportar pruebas, ni los que transitan como si ello fuera un estigma hereditario, señalando los pecados de los padres endosándolos a sus hijos.
Sa gleva
La política es otra cosa
16/06/20 1:03
También en Opinión
- El centinela de las plazas españolas del norte de África que lleva nombre menorquín
- «¿Salir mujeres en Sant Joan? Eso debemos decidirlo las payesas»
- La limpiadora que cayó de 10 metros de altura en Ciutadella se fracturó siete vértebras
- El peligro de una zanja recién cubierta para una furgoneta en Cala en Blanes
- Catalina Pons: «Al campo de Menorca no se le da el valor necesario para vivir dignamente»