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El cuerpo humano tiene memoria y las neuronas se regeneran aprendiendo algo nuevo. Es ciencia. ¿Y qué hemos aprendido, que el cuerpo haya asimilado? La nueva proxemia, es ese espacio de proximidad o alejamiento que se crea en la comunicación lingüística entre personas durante la interacción, las posturas adoptadas y la existencia o ausencia de contacto físico.

Somos seres sociales y en nuestro ADN sin haberlo aprendido marcamos un espacio con las personas que son de nuestro entorno más próximo y otro con las que no lo son. Es decir, el ‘sujeto A’ puede hacer cuatro escenas relacionándose con otra persona, ‘sujeto B’: 1) Si la persona es íntima, familiar, la distancia que marcan es entre 15 y 45 cm; 2) Si la persona es amiga, personal, la distancia que marcan está entre 46 y 120 cm; 3) Si la persona es conocida, social, la distancia estará entre 120 y 360 cm; 4) Si la persona es extraña, pública, aquí habrá una distancia considerable 360 cm.

Y ahora todos por norma hemos aprendido -sea familiar, o amigo- a marcar una distancia social 150 a 200 cm. El cerebro al principio no se siente cómodo porque cree que le estás engañando: reconoce a la persona y tiendes a acercarte, pero es cuando le diriges y le mandas una nueva orden de que la distancia debe ser la acordada por medidas higiénicas.

Es como el saludo, queda cómico cuando saludas con el codo. Acto que ahora no se puede porque invades ese espacio del 150 cm. Ahora debes ponerte la mano en el pecho a modo de saludo. Vamos que un saludo yogui ¡namasté! tiene cabida. Como el también parecido saludo japonés, las dos manos juntas a modo de rezo e inclinación de la cabeza y torso. A mí me gusta el abrazarme a mí misma, como diciéndole a la otra persona, te abrazo.

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El estornudo o toser, ahora se cubre con el codo. La mano está bañada durante el día por un gel hidroalcohólico. Todas estas formas es la nueva proxemia, que también sabe nuestro cerebro que es por un tiempo, pero le estás redirigiendo constantemente hasta que asuma que debe ser así.

Una pandemia que está haciendo que salgamos de nuestra zona de confort y seamos más que nunca expresivos con la comunicación no verbal. Un reto desde luego para la persona tímida. Las emociones se pueden gesticular ahora, y es una oportunidad hacerlo.

Con la nueva distancia, y mascarilla incluida, te sale rápido hablar con las manos: con la mano a modo de okey, positivo; o el brazo sacando bola, diciendo ánimo. O las dos manos hacia arriba girándose o los dedos moviéndolos rítmicamente expresando alegría.

Todo el repertorio de emoticonos que tienes en el móvil lo sacudes en tu memoria para poder reproducirlo abiertamente. ¡Bienvenida proxemia!