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Día 10 de septiembre empieza el invierno en Menorca. Aunque el calendario no lo diga oficialmente, sí que lo hace de forma oficiosa. Ahora, hasta fin de año, nos espera una carrera en la que cada día cuenta con menos horas de luz que el anterior hasta el punto de tomarte la merienda a oscuras prácticamente. Además, el invierno dura más de lo habitual porque al hándicap del tiempo y las temperaturas se le suma el de que muchos negocios cierran limitando la oferta para los valientes que resistimos.

Ha sido un verano intenso, con demasiado ruido, titulares y pixades fora de test, y conviene que recuperemos la calma para analizar con más cabeza y menos corazón lo que tenemos que hacer, cómo lo tenemos que hacer de ahora en adelante y sabiendo que tenemos la fecha límite para trazar un plan que funcione en el próximo 23 de junio cuando se volverá a desmadrar todo lo desmadrable. Llevamos dos veranos atípicos que deberíamos utilizar para saber cómo hacerlo para que el tercero vuelva a ser más típico y menos tópico.

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Ahora vienen unos días raros, en los que tenemos que hacernos a la idea de que no hemos podido cumplir y hacer todo lo que nos habíamos propuesto, y que servirá para que el próximo verano prioricemos más y mejor. Ahora, como te decía, toca mirar al cielo en busca de lluvia que alivie la tierra y, sobre todo, que prometa una buena temporada de esclata-sangs, que también nos la merecemos.

Las no fiestas de la Mare de Déu de Gràcia, que cada año han servido para cerrar con un pelín menos de morriña el verano, este 2021 han sido más difíciles que las anteriores. Contar con un escenario mucho más afable que el de hace unos meses y saber que no puedes dejarte llevar, porque lo podemos acabar pagando después, lo ha puesto más complicado que el verano pasado cuando aún con la congoja y la incertidumbre sabíamos que no se podía hacer nada porque apenas conocíamos qué estaba pasando.

Ojalá todo lo que hemos pasado y sufrido sirva de experiencia, de base para que no caigamos en los mismos errores y que de verdad podamos dar pasos en firme hacia algún escenario que sea más normal. Para que a la ya de por si tediosa apatía del viento, del frío, de la oscuridad, de la lluvia y de la incesante y descarnada subida del precio de la luz, no se sume un pollo que sacuda y haga temblar todavía más a nuestra endeble economía. Necesitamos algo de calma urgentemente. Que no haya noticias, ni las malas, ni las falsas, ni las inventadas.