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Aquí estamos de nuevo queridos lectores. Pregunta: ¿se han acostumbrado ya a ser unos 10 por ciento más pobres? Espero que no. Como también espero que no nos hablen de sacrificios, como en la pandemia, de apretarnos más el cinturón, como en otras crisis económicas, de que de esta saldremos mejores si vamos todos juntos, y todas esas mierdas que ya no se traga nadie, o al menos no deberían tragárselas, claro que siempre quedarán los amplios de tragaderas.

Nadie puede discutir que las eléctricas se están forrando de forma miserable, pues bien, la cosa podría ser más fácil que para Toni Cantó cambiar de chaqueta, bastaría con darle un buen mordisco de pasta a los que se han comprado Ferraris a base de expoliar a los demás, e invertir ese dinerito fresco en inversiones públicas donde a nadie le falte una educación, una sanidad, un techo digno, un fácil acceso a la cultura y un trabajo en condiciones. Ya ves tú, tan sencillo y tan imposible.

Pero olvidémonos del tema, y preparémonos de nuevo para soportar la turra que nos darán con sus discursitos los portavoces de la CEOE, la derecha que va de centro, el de centro que es derecha, y el de ultraderecha que no paga las reformas de su chalet y su colega el que no ha trabajado ni un solo día de su vida, diciéndonos que hay que bajar los impuestos y moderar los salarios. Hay que ser miserable para hacernos creer, por enésima vez, semejante gilipollez.

Los muy ricos pagan migajas de impuestos, ya se apañan ellos con sus paraísos fiscales y sus prebendas legislativas para vivir a cuerpo de emérito siempre, y si se despistan un poquito, pues ahí está el Estado para hacerles cuantas amnistías fiscales necesiten. Y en cuanto a los salarios, como los moderen aún más, los curritos tendrán que pagar por aguantar al jefe, y a los pequeños autónomos les sacarán hasta la última gota de sangre. Y si nos vamos a los pensionistas, qué decir, que después de toda una vida dándole duro al curro, ahora les metemos en casa con cuatro perras y la tele a todo volumen para que no molesten, o lo que es aún peor, se les abandona en algunas residencias a su suerte, como hizo la próxima presidenta del país. Todo chupi guay.

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No sé, si son ignorantes supinos, nivel Ferreras hablando de periodismo, lo cual sería malo, o son mala gente, nivel Putin y su diarrea ultranacionalista y belicista, los cual sería aún peor. O una tercera opción, y son una combinación entre la idiotez, nivel Ralph Wiggum de «Los Simpson» y personajes perversos, nivel Joker de la peli «El caballero oscuro», lo cual sería ya insoportable. Así que a esta gente que nos quiere joder la vida diciéndonos que es por nuestro bien hay que mandarlos «hasta el infinito y más allá» como dice el gran influencer Buzz Lightyear.

De momento, para evitar males mayores, disfrutemos de una de las mejores cervezas que he probado en mi vida, y además se hace aquí en Menorca, la Graham Pearce. Que quede muy clarito que la recomiendo con sinceridad, porque cobraré de la buena gente de Graham Pearce (que no saben que escribo de su cerveza) por esta cuña publicitaria lo mismo que cobraré del diario por este articulo, la cifra exacta de cero criptomonedas.

Ya ven, no todo hay que hacerlo por dinero, aunque a la ultrderechita le den palpitaciones al oír esto, sencillamente disfruto ejerciendo mi derecho a réplica, y hablando con ustedes de la bebida favorita de los dioses más listos. Aléjense de los que intentan monetizarlo todo, no aportan nada. Salud, lúpulo y feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com