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Cada día y en toda la prensa suele haber una sección sobre series televisivas. Como no miro nunca la televisión, no me fijo en lo que dicen, pero siempre parece que hay series nuevas. El interés es grande en este tipo de programas. Aunque no puedo juzgar sobre ese tema, me parece que tiene que ser mucho más interesante la serie continua que tenemos en la prensa sobre las aventuras del gobierno de la Comunidad de Madrid.

Ya la cosa estaba animada en la época de Esperanza Aguirre con múltiples casos de corrupción como la ‘Gurtel’ que, salvo a ella, llevó a la cárcel a muchos de las autoridades políticas de su equipo. En aquel momento era una serie al estilo de las de la mafia, pero la calidad mejoró cuando ya se inyectó más humor en las historias. Este fue el caso de Cristina Cifuentes.

Con Cifuentes empezamos con los casos de los máster de la Universidad Juan Carlos I. Ella bromeó, se hizo la rubia, y fue trampeando las cosas hasta que le dieron la puñalada, el vídeo robando cremas de supermercado. Eso fue su final como política.

La cosa se volvió aun más divertida con la llegada de Ayuso que con sus ayusadas nos ha mantenido entretenidos. Pero la historia se complicó con el negocio de compra de mascarillas y el papel que parece su hermano jugó en el asunto del que sacó una buena tajada. Hubo un regreso a las rencillas entre los líderes del partido y Casado pensó que podría usarlo para darle la puñalada y inició un espionaje a Ayuso. Pero se equivocó y la puñalada se la dieron a él que sin haber sacado ningún provecho lo echaron del partido y se quedaron dentro los que parece habían sido corruptos. Una lección a aprender.

Cuando la emoción ya estaba en baja y parecía que íbamos al fin del capítulo, de pronto surge una nueva aventura. Las comisiones millonarias de dos personajes que vendieron mascarillas al Ayuntamiento de Madrid. La cosa ya estaba bajo investigación por estafa aunque el Ayuntamiento no había dicho nada. Además vendieron no solo las mascarillas a sobreprecio sino que una parte no estaban en condiciones y unos test de covid que también vendieron eran de muy baja calidad.

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LOS PERSONAJES que se aprovecharon de ello, Medina y Luceño, son de pura película. Basta leer las comunicaciones entre ellos y ver ahora como se tiran basura de uno a otro en el juzgado. Para ellos los fiscales son todos de izquierdas y eso explica sus problemas. Tres millones de euros de comisiones se embolsaron, que en pocos días ya habían escondido.

El alcalde Almedia no denunció la estafa y además se había carteado con uno de los estafadores. Parece que un primo o un hermano suyo, las informaciones son confusas en este momento, fue quien conectó a los estafadores con el Ayuntamiento. ¿Que pasó y como pasó? Aun no se puede contestar con seguridad. Ahora una vez destapado todo ese lío, Almedia dice que él es la víctima de esta estafa e insiste en que todo es una trama de la izquierda.

Se han estafado mas de 10 millones de fondos públicos, las víctimas son los ciudadanos de Madrid a quienes pertenece ese dinero. Eso es claro y si Almedia piensa que es una estafa, ¿por que no la denunció?

En el Laboratorio de Madrid donde trabajo hace un par de años se rompió un ventilador que es necesario para el funcionamiento del experimento. Su coste era de unos tres mil euros. Hubo que pedir ofertas a tres compañías, hacer la decisión en base de estas tres ofertas, esta decisión la tuvo que aprobar la interventora de la institución y luego pasar a la compra. Un año se retrasó todo el experimento debido al papeleo. En lo de las mascarillas hablamos de un contrato de más de 10 millones de euros. ¿Que proceso se siguió? ¿No debía estar claro que las mascarillas estaban sobrevaloradas?

Vamos a ver como sigue este capítulo, lo que está bastante claro es que si todo va a los tribunales, los que seguro no van a la cárcel son Almedia y Ayuso, para eso están los jueces especiales como en el caso de Cifuentes.

La pregunta es ahora: ¿cual será el próximo capítulo de esta serie? ¿Quien se llevará la puñalada?