Están apareciendo los primeros capullos en algunas de mis plantas. Los capullos son como la metamorfosis del gusano de seda que tiene que pasar por varias etapas antes de ser capullo. A algunos seres humanos se les está permitido saltarse esa etapa evolutiva y pasar directamente a capullo y no crean que se quejan, que va. Ser capullo y no de flor puede llegar a ser para muchos como un sello de distinción. Si usted no lo es pero está tentado a serlo recuerde que le van a exigir un montón de cosas, deberá ante todo renunciar a sus principios y prestar su espíritu y su mente para que puedan ser manipuladas a gusto del «jardinero mayor del reino».
Unos acodos, algún trasplante a maceta mayor, una poda una vez al año para que no crezca más que lo estipulado y sobre todo riegos y abonos en forma de adulaciones y demás prebendas. Una vez ya haya aprendido usted a comer solo y a emprender los primeros vuelos, será adoctrinado a manejar la moviola con el fin de que pueda mostrar al resto de mortales una y mil veces todas las imágenes ya conocidas por repetitivas pero que, a base de ese ejercicio, puedan parecer de máxima actualidad. El siguiente paso es aparecer en el mayor número de fotos y sobre todo acertar en el texto que las acompaña. Será necesario prometer cuantas más cosas mejor aunque luego sepan que no se harán realidad. El resto ya es cosa suya. Yo de momento voy a hacerme okupa de mis pensamientos y decisiones que he notado había intentado sustraerme. Cambiaré mi cerradura, echaré el cerrojo por dentro y sentado en mi butacón, contemplaré mi caja boba apagada y solo aceptare capullos que sean de rosas y que huelan a gloria.
